A pesar de las peticiones hechas por algunos países europeos, entre ellos España, por el Parlamento Europeo y numerosas organizaciones, entre ellas Ecologistas en Acción, la Comisión Europea acaba de confirmar que abandona la idea de elaborar una directiva específica para los residuos biodegradables. Esta directiva hubiera servido de guía para que los Estados alcanzaran los objetivos de la Directiva de Vertederos, que obliga a reducir la materia orgánica que llega a estas instalaciones, y hubiera ayudado a tomar las decisiones necesarias para invertir en plantas de tratamiento.

El Comisario de Medio Ambiente, Stavos Dimas, ha confirmado que la Comisión no dedicará una legislación especial a los bio-residuos, sino que se limitará a proponer normas de calidad para el compost y las instalaciones de tratamiento. Ecologistas en Acción deplora esta decisión, que sin duda perjudicará los intentos de reconducir la gestión de los residuos hacia caminos más sostenibles.

La Directiva de Vertederos, actualmente en vigor, impone desviar la materia orgánica de los vertederos, pero era esencial que la Comisión proporcionara una guía estratégica de opciones a tener en cuenta a la hora de diseñar los planes nacionales de gestión de los residuos biodegradables.

La fracción compostable representa entre un 30% y un 45% de los residuos municipales europeos. Unos objetivos armonizados desde Bruselas para este flujo de residuos hubieran significado una importante señal política en un momento en el que las autoridades locales de muchos países están tomando decisiones que determinarán la dirección de las inversiones a largo plazo.

Proponiendo solamente unos objetivos de calidad para el compost y las instalaciones, la Comisión ha cambiado la política de residuos que seguía hasta ahora y ha renunciado a dar unos objetivos claros de residuos prioritarios que creaban un ambiente favorable a la inversión y a la innovación en el reciclaje en toda Europa. Sin esa guía, el tratamiento biológico y el reciclaje de la materia orgánica, es decir una gestión sostenible de los residuos a largo plazo, va a ser mucho más difícil.

Los residuos biodegradables representan un valioso recurso para nuestros suelos. Regularlos a escala europea era una necesidad económica y ambiental. Los suelos de nuestro país, como en la mayoría de los países mediterráneos, tienen un bajo contenido en materia orgánica e incluso se ven amenazados por la erosión y la desertificación en algunas zonas. Este proceso de degradación se podría combatir usando enmiendas orgánicas de calidad, y una Directiva sobre residuos biodegradables era una herramienta fundamental para lograrlo.