Una empresa australiana trata de ‘comprar’ permisos para una explotación radiactiva.

María José Esteso Poves. Redacción. Revista Ecologista nº 91.

Una empresa australiana quiere abrir una mina de uranio a cielo abierto en la provincia de Salamanca. Los permisos conseguidos hasta ahora están bajo sospecha. Vecinos y ecologistas luchan contra el plan minero mientras la empresa coacciona a los que se oponen.

La empresa australiana Berkeley Resources Limited pretende abrir la mayor mina de uranio a cielo abierto de Europa en la provincia de Salamanca. La minera lleva años maniobrando para conseguir los permisos. De momento, faltan varias autorizaciones, aunque Berkeley trata de trasmitir que todo está en marcha.

Berkeley Minera España SL, filial de la australiana en el Estado español, hizo su aparición en esta zona del Campo Charro en 2011. La mina de uranio a cielo abierto se quiere instalar entre los municipios salmantinos de Retortillo y Villavieja de Yeltes. La explotación estaría a 2,5 kilómetros de Retortillo, a unos metros del balneario de este pueblo y muy cerca del río Yeltes. El balneario, que data de la época romana y cuyas aguas fueron declaradas de utilidad pública en 1905, da trabajo a 65 personas y atrae a cientos de visitantes.

Terrenos arrasados en la mina de uranio en Retortillo, Salamanca, para la construcción de una balsa de reprocesamiento del mineral. Foto Jesús Cruz.

La mina se ubicaría justo al lado de una zona protegida e incluso el vallado perimetral de 17 kilómetros de la explotación estaría dentro de un espacio Red Natura 2000, Zona de Especial Conservación y Zona de Especial Protección de Aves. En ese espacio protegido se instalaría también una cinta transportadora de los materiales radiactivos, que atravesaría el río Yeltes de un lado a otro.

“Desde que Berkeley llegó a Retortillo no ha parado de comprar voluntades”, denuncia la Plataforma Stop Uranio que se constituyó en 2012 y, desde entonces, no ha parado de denunciar las maniobras de la minera. La movilización de organizaciones ecologistas, vecinales y de personas individuales ha sido respondida desde el Ayuntamiento y la empresa con un ‘rosario’ de amenazas y coacciones.

Permisos y ofertas de dinero

Berkeley se presentó a los alcaldes con ofertas de dinero y convenios de colaboración. “Se firmaron documentos con los ayuntamientos de Retortillo y Villavieja de Yeltes, entre otros, en ellos la empresa pide que los técnicos municipales no se opongan”, asegura José Ramón Barrueco, portavoz de la Plataforma Stop Uranio. A cambio, “ha pagado a Retortillo 200.000 euros y otros 19.000 a Villavieja de Yeltes”.

Sin embargo, Berkeley ocultó que ésta era una actividad radiactiva “y ahora el alcalde de Villavieja no da los permisos para el cambio de uso de suelo”. La empresa ha solicitado el cambio excepcional de uso de suelo rústico, tal y como prevé la ley, para considerar el uso minero y no agrario de 1.445,82 hectáreas en Retortillo. En esa zona talaron en julio pasado más de 400 encinas centenarias, muchas de hasta 500 años, sin licencia, según denunció la plataforma. El equipo de gobierno de Retortillo apoya sin fisuras a la minera.

También se ha iniciado el expediente de expropiación forzosa de terrenos para los propietarios que no han querido vender sus tierras a la minera para la construcción de la carretera que llevará a la mina.

Las gestiones de Berkeley han conseguido un informe favorable del Parlamento Europeo. Fue Manuel Lamela, exalto cargo del PP, mano derecha de Rodrigo Rato y Esperanza Aguirre, y exconsejero de Sanidad, obligado a dimitir por corrupción, quien trabajó haciendo lobby para Berkeley en el Parlamento Europeo. Allí, y gracias al apoyo de Miguel Arias Cañete, consiguió el visto bueno a la mina.

Por su parte, la Junta de Castilla y León también dio sin problemas autorización a la mina en junio de 2014. “Con un informe de impacto ambiental positivo vergonzoso” que no consideró la actividad radiactiva, afirma Francisco Castejón, físico nuclear y miembro de Ecologistas en Acción.

Un año después, el entonces ministro José Manuel Soria otorgó la autorización previa (de las tres necesarias) para la planta de concentrado del mineral de uranio en la zona de Retortillo.

Soria libró a la empresa del estudio de impacto ambiental porque consideró que con el anterior presentado a la Junta era suficiente. Por ello, Ecologistas en Acción y Equo han recurrido ante la Audiencia Nacional la autorización previa: “Esta es una instalación radiactiva de primera categoría que consiste en una planta de reprocesamiento de uranio y un almacén de residuos radiactivos», explica Manuel Serrano, abogado de Ecologistas en Acción de Salamanca. Por ello, asegura el abogado, el ministerio debe pedir un estudio de impacto.

Por su parte, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), en 2012, al emitir un informe sobre la mina de uranio, llamó la atención a la empresa porque ésta no consideraba los residuos como radiactivos. Finalmente, la minera lo admitió y el CSN le dio vía libre.

La multinacional minera Berkeley ha talado más de 400 encinas, de hasta trescientos años, en Retortillo.

Impacto de la mina de uranio

Según Castejón, ”una mina de uranio a cielo abierto, debido al polvo radiactivo, tiene un impacto severo en la salud de las personas, los animales y las plantas”. Además la mina generará “grandes cantidades de polvo radiactivo que se desplazará por el aire y se depositará en el agua y la tierra”. También el sistema previsto de balsas por decantación podría provocar consecuencias graves, similares al desastre de Aznalcóllar.

Raquel Romo, vecina de Retortillo, que está al frente de una tienda a unos metros del balneario, explica a Ecologista que siente «mucha pena y rabia. Esto es un paraíso que ya han empezado a arrasar” explica. La minera «ya ha hecho una gran balsa y han talado centenares de árboles. He tenido que ver como cortaban encinas de más de 300 años. No he podido evitar llorar”, confiesa.

Berkeley ha conseguido también que la Confederación Hidrográfica del Duero le otorgue más de 60.000 metros cúbicos de agua al año del Yeltes, un río que cuenta con caudal sólo unos meses al año. La toma para la mina estará en el nacimiento el río, donde se encuentran las surgencias de aguas sulfurosas calientes (48º) que alimentan el balneario. El Yeltes abastece a los vecinos de Retortillo y la Plataforma Stop Uranio ya ha advertido de que se verán obligados a beber el agua del subsuelo que tiene altos niveles de arsénico.

La confederación también va a permitir echar los vertidos al río, lo que ha generado otra denuncia, la del Ayuntamiento de Villavieja. Pero no sólo. El Gobierno portugués ha pedido explicaciones al Ejecutivo español por esta instalación radiactiva. «No se ha consultado a Portugal, a pesar de la cercanía, 30 kilómetros, en contra de los acuerdos transfronterizos», explica Ecologistas en Acción. Además, el ejecutivo portugués quiere consultar a los portugueses sobre la mina.

Bienvenido mister Marshall

Berkeley ha ido repartiendo dinero ‘generosamente’. “Que el Ayuntamiento de Retortillo quería poner un bar en las piscinas…se lo pidieron a Berkeley…Que se hace una fiesta…la patrocina Berkeley…Que se quiere reabrir la residencia de ancianos, el dinero lo pone Berkeley…”, explica Barrueco.

Javier Santamartina, exalcalde del PP en Retortillo, vendió en 2012 un terreno de 14 hectáreas, propiedad de su madre, a la minera Berkeley por el doble del valor asignado. Es ahí donde la empresa se ha instalado, de momento con oficinas. Ocho meses antes de la compra y en un clima de oposición vecinal, Santamartina concedió a Berkeley los permisos municipales. Y tres de los concejales del PP empezaron a trabajar de forma directa o indirecta para la minera. “Los familiares de los concejales han creado empresas que contrata la minera para hacer agujeros en el terreno y talar árboles”, dice la plataforma.

En la actualidad, de esos tres concejales del PP, tras las elecciones de 2015, dos siguen como concejales y trabajando para Berkeley. Además, la mina se llevó por delante, en abril, al recién elegido alcalde, del PSOE, en Retortillo, que manifestó su oposición a la mina y su deseo de consultar a los vecinos y vecinas. Sus dos concejales le dieron la espalda. La mina ha unido a PP y PSOE.

Pero las personas activas contra la explotación de uranio han sufrido intentos de agresión. Han sido los dos concejales a sueldo de Berkeley, Andrés Matías y Eustaquio Martín los que amenazaron a Jesús Cruz, vecino nacido en Retortillo y que lleva a cabo un fuerte activismo a través del blog de Jesús que él escribe. “Un día paseando por el campo se me echaron encima”, recuerda Jesús. Con intención de agredirle, le dijeron: “Te vamos a matar”, explica a Ecologista este jubilado.

A pesar de las presiones del Ayuntamiento y la empresa, los habitantes de la zona están en contra de la mina. La plataforma asegura que si las manifestaciones se hacen en Retortillo no van muchos vecinos pero, si son en otros municipios, sí. “La gente tiene miedo y espera que si hay trabajo les llegue algo…”, dice Barrueco. Mientras, Berkeley sigue con su campaña. El pasado 19 de diciembre repartía botellas de vino y dulces en Retortillo, según relata la plataforma. Raquel lo corrobora: Una empresa de seguridad ha entregado paquetes a los vecinos que se niegan a vender a la empresa las tierras”.

El ambiente es tenso. Berkeley denunció a Cruz y a Barrueco. Los citó en un juzgado de Ciudad Rodrigo para un acto de conciliación con la amenaza de que si no acudían les pondría una querella “por injurias y calumnias”. No conciliaron, pero la empresa no ha puesto esa querella. “Decimos lo que está ocurriendo, no mentimos”, dicen desde la plataforma.

Tras este paso por el juzgado, el Ayuntamiento de Retortillo secundó en octubre a la minera. El alcalde socialista y todos los concejales declararon a Jesús Cruz y José Ramón Barrueco «personas no gratas», junto a la Plataforma Stop Uranio.

Comprar voluntades

Por su parte, la Plataforma Stop Uranio presentó una querella, que ha sido admitida, contra el anterior alcalde del pueblo, Santamartina, y dos concejales por presunto cohecho. La plataforma cuenta con abundante documentación y el juez ha ordenado a la policía judicial que investigue.

Jesús Cruz afirma que este nuevo vecino del municipio:»Llegó comprando voluntades y así fue consiguiendo permisos». Cruz fue durante años concejal de cultura por el partido socialista en Retortillo, hasta 2005, pero ha seguido yendo por el Consistorio y veía que: “Aquello de ir repartiendo dinero por el Ayuntamiento no era normal”.

Jesús se emociona y lamenta que su pueblo, donde creció y disfrutó de sus paseos por el campo esté sumido en esta destrucción. «Tengo alzheimer —confiesa—pero mientras esté bien no voy a dejar de luchar”. Se declara defensor del medio ambiente y católico, y asegura que mucha gente le pasa información y confía en él.

Retortillo cuenta con 230 habitantes censados, aunque antes de la llegada de la empresa eran menos. «Se han empadronado muchas personas porque Berkeley prometió trabajo a través de la empresa temporal Adecco y contratar a más de 200 personas vinculadas al pueblo», dice Barrueco. Pero «están previstos entre 15 o 20 puestos y el resto serían trabajos cualificados que se cubrirían con personas de fuera».

El argumento de los puestos de trabajo es uno de los que esgrime la minera. La revista Ecologista se ha puesto en contacto con las oficinas de Berkeley en Retortillo. Sin embargo, las relaciones con los medios se llevan en Madrid. Una agencia de comunicación, que presume de asesorar a corporaciones de todo el mundo, es la encargada y sostiene que: «Hoy, Berkeley es el mayor empleador de la comarca, con más de 50 trabajadores directos, y la cifra ascenderá a más de 400». La empresa también ha declarado a este medio que hará “un plan industrial de 400 millones de euros y el 80 % irá a la comarca”.

Manifestacion contra la mina de Uranio. Foto Jesús Cruz.

Los puestos de trabajo

Desde la plataforma se explica que lo que hay que tener en cuenta son los miles de puestos que se van a destruir en ganadería, agricultura y turismo por el impacto de la explotación radiactiva. Raquel relata que “el 95 % de las personas empleadas en el balneario están en contra de la mina porque van a perder su puesto de trabajo, el balneario tendrá que cerrar”, aclara. Y añade: “La mayoría son mujeres y no será fácil, en un entorno rural, que vuelvan a encontrar trabajo”.

Por su parte, Ecologistas en Acción recuerda que la minería de uranio es altamente destructiva por la gran cantidad de movimientos de roca que produce. Para obtener un kilo de uranio es necesario extraer 33.000 de rocas. Como la concentración es muy baja en la zona, las toneladas de rocas que se van a destruir serán elevadas y generarán gigantes escombreras.

Por otra parte, Berkeley sigue diciendo en los medios económicos y su web que la mina ya funciona. Todo para captar capitales. «La empresa hizo ampliación de capital hace poco porque ya no tiene dinero y sabemos que gasta tres millones de euros al trimestre. La bolsa australiana publica sus cuentas», afirman desde Ecologistas en Acción de Salamanca.

El uranio, tras el desastre de Fukushima, no es rentable; el precio es bajo. La plataforma y los ecologistas mantienen que Berkeley quiere conseguir los permisos para después vender la concesión, “es una inversión especulativa”. Por su parte, Jesús Cruz insiste en que “tenemos la responsabilidad moral de que nuestros nietos puedan disfrutar de la naturaleza como lo hicimos nosotros”. Y concluye: “No voy a cejar en mi empeño contra la mina de uranio, aunque me cueste la vida».