Comentarios y sugerencias al programa piloto sobre introducción del 5° contenedor en el Barrio de la Victoria.

Sugerencias a la propuesta de cambios entregada por el Ayuntamiento de Valladolid Consejo de la AL21 de Valladolid. 26-09-17.

En los últimos 15 años se ha consolidado que un tercio de la población ha adoptado el hábito de separar diariamente sus residuos en dos fracciones, al margen de retirar periódicamente el vidrio y papel/cartón en las áreas de aportación. Esto se mantiene por el grado de concienciación de esa parte de la población y a pesar de las dificultades de señalización de contenedores o la ausencia de información y transparencia sobre el destino y costes de sus residuos segregados y tratados.

Sumando los datos de vidrio, papel y cartón y con este grado de colaboración ciudadana, la tasa de preparación para el reciclaje del municipio es del 22%. Para cumplir los objetivos de la UE en el año 2020 la tasa debe ser del 50% y en el 2030 del 65%.

Son urgentes medidas para incrementar la cantidad y calidad de la fracción orgánica, ya que supone el 55% de los residuos urbanos.

Todo esfuerzo municipal de mejora debe ser coherente y centrarse en el objetivo de ampliar la población que ya segrega diariamente en dos fracciones. Atendiendo a las condiciones materiales de la mayoría de las viviendas de la ciudad y a la consolidación de la segregación diaria en dos fracciones, proponer una quinta fracción en este momento es contraproducente, ya que lanza a la población mensajes contradictorios. Se pide un nuevo esfuerzo para separar una nueva fracción (los envases ligeros) que por su gran volumen deberían ser segregados diariamente (a diferencia del vidrio/papel que generalmente no se deposita a diario en las áreas de aportación).

Proponer en estos momento, antes de haber implantado medidas estructurales de mejora de la fracción orgánica propuestas (mejores contenedores, reformas en la planta de tratamiento…), la separación diaria en tres fracciones no solo desincentiva la incorporación de nuevos ciudadanos que segreguen sino que desorientará al tercio de población que ya segrega correctamente, provocando en buena parte de esta población la sustitución de las dos fracciones actuales (orgánico-resto) por dos fracciones nuevas (envases-resto mezclado con
orgánico).

Entendemos que la mejora de la calidad y cantidad de los envases ligeros recuperados está más vinculada a la mejora de la recogida selectiva de la fracción orgánica que a la implantación de un quinto contenedor específico. El ayuntamiento debe centrar los esfuerzos en la mejora técnica de la planta de tratamiento para obtener una alta tasa de recuperación de los plásticos y envases ligeros que deben llegar en las bolsas de una fracción resto bien segregada sin impropios de materia orgánica. Implantar un quinto contenedor para que la población segregue también los plásticos y envases supone, en la práctica, desistir de la mejora del actual modelo de dos fracciones (orgánico-resto), imprescindible para alcanzar los objetivos fijados por la UE.

Siendo cautelosos con el riesgo real de provocar que parte la población del barrio de la Victoria pase de segregar orgánico y resto a separar una voluminosa bolsa de envases y otra de resto y materia orgánica no aprovechable, se propone aplazar la implantación, aunque sea de forma experimental, de nuevas fracciones que puedan provocar un resultado inverso al objetivo pretendido.

Una experiencia piloto de implantación del contenedor amarillo en áreas de aportación puede ser una medida complementaria de mejora de la fracción resto que, por su bajo impacto en el porcentaje de materia preparada para el reciclaje (15%), no es urgente y se debe desarrollar cuando se hayan puesto en marcha el conjunto de medidas de mejora de la fracción orgánica, se hayan evaluado y se haya superado el objetivo del 50% de los residuos tratados preparados para su reutilización en el Barrio de la Victoria.

Desarrollar la experiencia antes crea confusión y puede tener un efecto distorsionador que dificulte la consecución del objetivo del 50% preparado para reciclaje en el año 2020.

La implantación del contenedor amarillo, aunque sea con un carácter complementario en las áreas de aportación, introduce un factor de distorsión en los hábitos de la segregación diaria (que seguirá siendo mayoritariamente en 2 fracciones). Para recuperar un pequeño porcentaje de envases “no contaminados” en los iglús amarillos se empeoran las condiciones de tratamiento de la fracción resto, en la que aumentará el porcentaje de materia orgánica mezclado con el “resto”, provocando un cambio de hábito negativo que sutituye la fracción diaria orgánica por la nueva fracción diaria de envases.