‘Vivir con lobos’ es un proyecto de Ecologistas en Acción con el que la organización ambiental no sólo defiende que la coexistencia del lobo con la ganadería extensiva es posible, sino con el que además afirma que ambos son piezas clave para lograr un mundo rural vivo y con ecosistemas sanos.

El proyecto ha contado con la participación de profesionales del sector situados en zonas loberas que han elaborado el documento “Principales medidas para la coexistencia de la ganadería extensiva y el lobo”. Este trabajo recoge las medidas prioritarias que las administraciones deben desarrollar para favorecer la coexistencia.

El documento señala la necesidad de implementar ayudas para la adaptación del manejo a la presencia de lobos y el reconocimiento legal de los mastines como perros de trabajo. También apunta que las indemnizaciones deben ser justas en tiempo y forma y estar condicionadas a la adopción de medidas de prevención, siempre y cuando éstas sean facilitadas por la administración. Además, en zonas de posible expansión de la especie es imprescindible trabajar para la prevención de daños de manera anticipada.

Otras propuestas recogidas son el fomento de canales cortos de comercialización y el desarrollo de una Ley de ganadería extensiva, adaptada a las pequeñas explotaciones y a un manejo sostenible. El documento recoge además la necesidad de fomentar el conocimiento y la empatía de la sociedad con la ganadería extensiva y sus profesionales, que tienen un papel fundamental para la coexistencia con grandes carnívoros.

Leandro Valle, ganadero participante en el proyecto, ha afirmado: “La ganadería extensiva es perfectamente compatible con la presencia de lobo si en las explotaciones se toman las medidas de manejo necesarias. La administración debe apoyar estas medidas y dejar de matar ejemplares”

Respecto a la situación del lobo en Burgos, Juan Ángel de la Torre, presidente de ASCEL (Asociación para la conservacion y el estudio del lobo ibérico), la ha resumido de la siguiente manera: “La situación de la especie en la provincia es, sin duda, una de las peores de Castilla y León. Su tendencia en los últimos años es a la baja, especialmente en la mitad Este de la provincia y los daños a la ganadería se mantienen en unas cifras reducidas. Pese a ello, el cupo de lobos que se autoriza cada año es el mismo o aumenta. Por otro lado, los casos existentes y comprobados de furtivismo no se investigan y se archivan o se sobreseen”.