Para Ecologistas en Acción los textos de los que se parte para realizar las negociaciones de liberalización del comercio, están claramente sesgados y favorecen principalmente a los países más ricos del planeta, por lo que su aprobación significará un incremento de las desigualdades mundiales.

Entre las principales cuestiones a debatir en Hong Kong están la agricultura, los productos no-agrícolas (NAMA) y los servicios. El texto borrador sobre servicios es el más ambicioso, ya que fuerza desde ya a los países a tomar decisiones que implicarán compromisos de liberalización profunda. En comparación, los textos sobre agricultura y NAMA, aunque peligrosos, implican que las decisiones se toman de forma escalonada.

En el texto que se está discutiendo sobre servicios, la UE y EE UU obtienen grandes ganancias, ya que los países del Sur son forzados a aceptar una liberalización agresiva. Esto constituye una enorme desviación de la arquitectura inicial del AGCS (Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios), que estaba fundamentada en la liberalización voluntaria. En las áreas de acceso a los mercados no agrícolas (NAMA) y agricultura, los informes de la OMC son tendenciosos a favor de las posiciones de los grandes actores. En cambio, frente a algunas cuestiones clave planteadas por los Países de África, Caribe y Pacífico (ACP), hay un silencio total.

Servicios

Si el texto borrador es aprobado tal cual está, la liberalización de los servicios será el trofeo que, en especial la UE, se llevará a casa de Hong Kong. El párrafo 9 del texto borrador de la declaración ministerial será la puerta de entrada para iniciar negociaciones sectoriales tales como las de telefonía básica o los servicios financieros. Las negociaciones sectoriales exigen compromisos de liberalización mucho más profundos, como en el caso de los mal llamados servicios ambientales. Las mismas se dirigen al corazón de las normativas de los países buscando disciplinarlas mediante una nueva legislación que dé a las empresas transnacionales los mismos derechos que a los proveedores locales. Está será la puerta de atrás por la que se colarán los acuerdos sobre inversiones y competencia a la OMC.

Agricultura

Tanto el texto sobre NAMA como el de agricultura tienen la pretensión de ser parte de un proceso de “abajo hacia arriba”, y alegan ser informes “fácticos” de las negociaciones. Sin embargo, ambos están sesgados a favor de las posiciones de los países del Norte. El informe sobre agricultura está redactado en forma especialmente peligrosa. La OMC pone varias opciones sobre la mesa sin hacer referencia a qué países hacen las propuestas, ni al respaldo que tienen ciertas posiciones. Por ejemplo, coloca la posición mantenida por 50 a 60 países de la ACP a la par de la posición mantenida por un país (por ejemplo EE UU). Como tal, la balanza en la negociación se inclina a favor de ese único país, ya que en el informe de la OMC hay una expectativa implícita de que la solución estará en un sagrado término medio.

Para muchos países empobrecidos, la agricultura no es una cuestión en la que puedan hacer concesiones ya que involucra su sustento. Además, los parámetros de las negociaciones posteriores a Hong Kong están siendo redefinidos en una dirección que no es favorable para los países del Sur.

Productos no agrícolas (NAMA)

El texto sobre la mesa intenta reducir el amplio debate en torno al NAMA a un simple juego de números, cuando en realidad el debate gira en torno a una cuestión mucho más importante: entre la presión agresiva hacia la liberalización ejercida por los países altamente industrializados por un lado, y la posición defensiva de los países del Sur que temen al fantasma de la des-industrialización, por el otro.

Y el problema es más sustantivo: la estructura, normas y procesos de la OMC están sistemáticamente sesgados contra los intereses de la mayor parte de la población mundial que sufren las consecuencias ambientales del libre comercio tales como desertización, contaminación, cambio climático, agotamiento de recursos naturales, reducción de biodiversidad o el aumento de residuos.

La Sexta Conferencia Ministerial de la OMC podría colapsar en Hong Kong. Esto sería positivo, contraviniendo los escenarios apocalípticos que pintan sus defensores corporativos. Ecologistas en Acción afirma que hay vida después de la OMC. Su desaparición no generaría el caos, sino que abriría un espacio político para construir modelos económicos y sociales justos, equitativos, solidarios y ambientalmente sostenibles.