Las elevadas temperaturas y el intenso tráfico que sufre la capital en estos días ha provocado un fuerte incremento de los niveles de contaminación por ozono, que se mantienen muy elevados desde el viernes pasado. Así, en el día de ayer, se volvió a superar por tercera vez en el último mes el umbral de información a la población en la estación del Paseo del Cauce, situada entre La Rondilla y el Barrio España, al alcanzarse un valor de 185 µg/m3 (microgramos por metro cúbico) a las 2 de la tarde.

La superación de este umbral, establecido por la normativa española y europea en 180 µg/m3 como promedio horario, obliga a las autoridades autonómicas y municipales a advertir a las personas más sensibles a la contaminación atmosférica, tales como niños, ancianos o personas con problemas respiratorios, de que se protejan evitando en las horas centrales del día cualquier esfuerzo físico y los ejercicios al aire libre. También deben informar sobre la previsión de evolución de la contaminación, las áreas afectadas y la duración del episodio.

En respuesta a esta demanda legal, el Ayuntamiento volvió a difundir en el día de ayer un fax rutinario y anodino a los medios de comunicación, sin mayor esfuerzo por comunicar la gravedad de la situación a los ciudadanos. Ni siquiera la coincidencia del episodio de elevada contaminación con el inicio de la discusión municipal del Plan de Movilidad de Valladolid (que debería convertir en su eje y razón de ser el combate contra la contaminación atmosférica y acústica que origina el automóvil) mereció un comentario más extenso por el alcalde u otra autoridad municipal.

Al margen del cumplimiento parcial y a regañadientes de la obligación legal de avisar (no respetado por cierto en el episodio del pasado 9 de junio o en las superaciones del mes de agosto del año pasado), las autoridades sanitarias y medioambientales municipales siguen en la inopia. A pesar haber superado ya en más de 25 días desde el mes de mayo el objetivo para la protección de la salud humana establecido por la Unión Europea en base a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (fueron 40 días en 2003), el Ayuntamiento de Valladolid no ha acometido ninguna actuación para evitar esta situación, garantizando el derecho a la salud de los niños, ancianos y enfermos respiratorios crónicos, como grupos de población más afectados.

Esta semana hemos conocido también que la elevada contaminación por ozono del verano pasado coincidió con un aumento muy notable de los fallecimientos en la ciudad, que según el Instituto Nacional de Estadística fueron en junio, julio y agosto entre 100 y 300 por encima de las defunciones de los años inmediatamente anteriores, lo que representa un incremento de hasta el 54% sobre la mortalidad habitual en estas fechas, lo que debería hacer reflexionar a nuestros responsables públicos.

Según el proyecto APHEA de la Unión Europea la exposición prolongada a elevados niveles de ozono como los registrados este verano es responsable de un aumento de la mortalidad de entre el 2% y el 12%. La OMS estima como media en 2.000 los fallecimientos prematuros anuales en la Unión Europea producidos como consecuencia de la exposición a estos niveles de ozono, cifra que se incrementó espectacularmente durante la ola de calor del pasado verano, habiéndose estimado entre 1.000 y 3.000 tan sólo en Francia.