La última tala de árboles longevos se ha llevado a cabo en la Avenida de Zaragoza, actualmente en expansión urbanística.

Solicitiamos al equipo de gobierno una ordenanza que regule el arbolado urbano, se recicle el concejal de parques y jardines, y se dote de personal suficiente, cualificado y con vocación.

Guadalajara se ha convertido en una de las ciudades españolas que más arbolado urbano ha perdido en los dos últimos años. Desde que el actual concejal de parques y jardines, llegara al poder, cientos de árboles de plazas, jardines, aceras, bulevares, calles y parques, han perdido la vida gracias a la política arboricida que ha fomentado, sin ninguna sensibilidad, el concejal Luis Sevillano.

Debería de saber el actual equipo de gobierno que la vegetación y, en particular el arbolado, en las ciudades nos proporcionan:

* Sombra y frescor en nuestros calurosos veranos (en sitios con árboles, la temperatura media en verano baja al menos 4 ºC)

* Permiten que en ellos vivan otras especies, como insectos y aves.

* Son una presencia simbólica de otros tiempos, en los que buena parte del territorio lo ocupaban espesos bosques.

* Reducen la contaminación atmosférica y emiten oxígeno a la atmósfera, imprescindible para respirar, al tiempo que absorven parte del CO2 procedente de las combustiones (coches, calefacciones). Una encina produce el oxígeno que consumen 10 personas.

* Reducen el ruido producido por el tráfico, actuando de barreras naturales.

* Importancia en el paisaje urbano, donde el contraste de sus líneas curbas con las rectílineas construcciones tiene una gran importancia estética.

* Son seres vivos, con un valor intrínseco per se, cuya imagen visual, su vitalidad, su verdor y sus cambios a lo largo de las estaciones, nos proporcionan un agradable bienestar.

Según los datos que maneja Ecologistas en Acción, Guadalajara habría perdido más de 500 árboles por las talas indiscriminadas, así como por las mutilaciones que han ocasionado que decenas de árboles hallan enfermado y se hallan secado posteriormente. Lo más preocupante, es la tala de especies longevas, entre los 30 años y los 150 años de edad.

A estos datos debemos añadir la falta de planificación en parques y jardines, que ocasiona que se planten especies que no aguantan las condiciones climatológicas de la ciudad así como los altos porcentajes de bajas en las insignificantes reposiciones que se hacen.

Las calles más principales (Cardenal Mendoza, Avda. del Ejército, Pº Fernández Iparraguirre, Julián Besteiro, Avda. de Zaragoza, el barranco de la Olmeda, etc…, parques como la Concordia, Barranco del Alamín, etc…) han sido objeto de una inexplicable poda y tala indiscriminada, ya que algunos ejemplares se ha realizado consecuentemente y otros se han creado auténticos monolitos, que sufrirán a medio y largo plazo las enfermedades que los técnicos argumentan para talarlos. A esta fiebre arboricida, debemos sumar los árboles que han sido talados por los proyectos de aparcamientos subterráneos que ha propiciado el actual equipo de gobierno.

Seguimos destruyendo nuestro rico arbolado urbano, mientras el ayuntamiento se llena de orgullo al anunciar su participación en la Agenda 21 Local, o con las débiles repoblaciones que se realizan en primavera, que en muchas ocasiones, pasadas unas semanas se olvidan y en casi todos lo casos se plantan especies que generan problemas en la pavimentación o conducciones.

Desde Ecologistas en Acción pensamos que una buena formación a los técnicos y operarios, una concienciación y sensibilización hacía estos seres vivos, que siempre se les trata como mero mobiliario urbano, son necesarios e imprescindibles en el consistorio capitalino.