En el Día Forestal Mundial, que se celebra el 21 de marzo, Ecologistas en Acción alerta del peligro y riesgo que supone el cambio climático para los ecosistemas terrestres en general. Particularmente grave, serán los efectos sobre los ecosistemas localizados en el área biogeográfica mediterránea.

El cambio climático esta provocando cambios significativos en los ciclos vitales de las plantas representadas en las cubiertas forestales. Como es lógico, las especies animales también están siendo afectadas por el cambio climático.

Hasta ahora se ha podido comprobar científicamente, cambios fenológicos en determinadas especies vegetales (adelantamiento en la época de floración y rebrote, por ejemplo). Su mayor o menor vulnerabilidad, viene en parte, determinada por la sensibilidad de cada especie vegetal, su área de distribución a escala regional, su capacidad de respuesta funcional y su estado de conservación, en gran medida determinado este ultimo factor, por la presión/explotación a la que es sometida por parte del hombre. Los bosques fragmentados, aislados, clareados y con una especie dominante o exclusiva (por ejemplo, dehesa integrada por encinas), son espacios forestales que empiezan a mostrar síntomas de vulnerabilidad ante el cambio climático (1.400.000 hectáreas en el conjunto del Estado español). Los factores de predisposición presentes en numerosas masas vegetales ibéricas, en particular en las mediterráneas, se están convirtiendo en macabros embajadores de los efectos negativos asociados a las variaciones climáticas provocadas por el hombre.

Las respuestas funcionales de los vegetales es de una importancia crítica ecológica extraordinaria, puesto que afecta a la estructura y funcionamiento de los propios ecosistemas.

Para Ecologistas en Acción las condiciones cada vez más cálidas y áridas, aumentaran la frecuencia e intensidad de los incendios forestales. Los incendios forestales es uno de los principales problemas de conservación en España. El número de incendios provocados de manera intencionada siguen aumentado y con ello, la pérdida de vidas humanas, de nutrientes, del paisaje y puede llegar a simplificar las comunidades vegetales y faunísticas durante muchos años después del incendio. También suponen una pérdida de rentas tanto de los espacios destinados a la explotación forestal como los utilizados como soporte para el desarrollo de actividades de ocio o turísticos.

Igualmente, no debemos de olvidar que el impacto del cambio climático afectará y alterará la propia capacidad multifuncional de los ecosistemas botánicos desde un punto de vista antrópico y utilitarista. La función productiva (sustancias medicinales, pastos, hongos, etc.), la ambiental (mantenimiento de la biodiversidad, la regulación de la composición atmosférica y del clima, la regulación hídrica, la conservación del suelo, etc.), así como la función de carácter social -usos recreativos, educativos, desarrollo de labores de investigación, culturales, etc.), se verá influenciada de manera negativa por las variaciones climáticas que se avecinan.

Para disminuir el impacto negativo del cambio climático, Ecologistas en Acción propone en el caso de la gestión directa de las masas forestales actuaciones tendentes a:

- Reducir el grado de fragmentación de los espacios naturales que eviten las discontinuidades, como fórmula de elevar las posibilidades de migración altitudinal y latitudinal de las especies silvestres.

- Controlar y neutralizar de los factores de predisposición (control de los sistemas de explotación).

- Aumentar o mantener la heterogeneidad de los sistemas naturales, de manera que los hagamos más resistente ante las plagas o los incendios forestales.

- Reforestar, teniendo en cuenta los puntos anteriores, de las áreas marginales o en abandono procedentes del sector agrícola.