En una parcela situada al noreste de la factoría de Alcoa, están depositados, de forma indiscriminada, los escombros, las escorias y los fondos de fundición de los antiguos hornos de Inespal. De la masa depositada, un 30% son productos altamente contaminados con creolitas, haluros y otros compuestos de metales pesados. Estos materiales tienen una gran capacidad tóxica, lo que confiere a todo el conjunto de los residuos el carácter de peligrosos.

El cúmulo de materiales tiene una dimensión aproximada de 150 metros de largo por unos 50 de ancho. Todo el conjunto forma un túmulo que se eleva una media de 6 a 8 metros sobre el terreno natural y en alguna zona de vaguada la altura es superior a los diez metros. Este sorprendente volumen induce a la sospecha de que se haya aprovechado para verter materiales de otra procedencia.

El tratamiento que se ha dado, ha sido el de una cobertura, por lo que el término de sellado que se suele aplicar en estos casos es absolutamente improcedente.
La población serrablesa, cuyo ayuntamiento ha adquirido el compromiso de la AGENDA-21 y se ha adherido a la carta de Aalborg, posiblemente pase del segundo al primer puesto de los municipios con más suelo contaminado de España. Record que no da precisamente motivos para una celebración. En este posible primer puesto, no hay que olvidar los méritos aportados por la Dirección General contra la Calidad Ambiental de la Consejería contra el Medio Ambiente, que ha otorgado la calificación de inerte a los residuos y ha emitido los permisos para la ubicación del vertedero. No hay que olvidar que con el concurso de esta Consejería se ha puesto en marcha un nuevo vertedero en el paraje de Bailín, que es todo un alarde de la política de hechos consumados, la inoportunidad, el derroche de los fondos públicos y la ignorancia de los principios de precaución y cautela.