Tal y como se preveía, la fumigación de la plaga de langosta que afecta a determinadas zonas de la provincia de Salamanca se ha revelado como tardía, ineficaz y peligrosa para el medio ambiente y para las personas.

En primer lugar Ecologistas en Acción quiere manifestar la solidaridad de la organización ecologista con los ganaderos y agricultores de la Comarca de Ledesma afectados por partida doble con esta plaga. Afectados por partida doble ya que a la incidencia en los cultivos de la langosta hay que añadir la plaga administrativa que supone el fracaso de la solución adoptada por la Delegación de la Junta de Castilla y León en Salamanca.

Entre los afectados por esta segunda plaga que ya han manifestado su indignación se encuentran los apicultores de la Comarca de Ledesma que ven como las colmenas desaparecen bajo la acción de productos químicos. Los mismos efectos también se están sintiendo en diversas ganaderías.

Ecologistas en Acción insiste en la necesidad tal y como prevé la Ley de Prevención Ambiental de Castilla y León del sometimiento a Estudio de Impacto Ambiental del proceso de fumigación, teniendo en cuanta además que la superficie sobre la que se está actuando aconseja algo más que prudencia en la aplicación de ciertos elementos químicos.

La organización ecologista califica como inaceptable la forma en la que el Delegado de la Junta de Castilla y León en Salamanca ha forzado la Ley de Prevención Ambiental para evitar someter al procedimiento de Estudio de Impacto Ambiental la fumigación aérea que se está aplicando, atajo legal que se revela como gravemente perjudicial para el medio ambiente. Se modificó el producto inicialmente elegido para la fumigación y se sigue sin publicar el acuerdo motivado que para supuestos excepcionales contempla la Ley como justificación para eludir el Estudio de Impacto Ambiental.

Los estudios de impacto ambiental tramitados en forma y contenido resultan un instrumento normativo imprescindible en la legislación ambiental cuando los proyectos tienen un impacto apreciable sobre el medio ambiente a la hora de analizar las propuestas de los promotores, pretendiendo con ello informar de una manera general de los conflictos planteados, de determinadas alternativas y de las medidas correctoras necesarias, abriendo trámite de audiencia a todas las partes afectadas. De esta manera no se hubiera excluido del proceso ni a agricultores, ni a ganaderos, ni a la población en general por su afección a la Salud Pública.

Además, tanto el método utilizado, la fumigación aérea, como los compuestos tóxicos utilizados por la Junta de Castilla y León, con o sin medidas correctoras, son un peligro para el medio ambiente y para las personas ya que se trata de unos componentes tóxicos no selectivos, nocivos, persistentes lo que significa que se acumulan en la cadena trófica con graves consecuencias para el medio ambiente, y que tanto por su propia naturaleza como por el método elegido, la fumigación aérea, es imposible que discrimine especies afectando por igual a todo tipo de insectos, a los que aniquila por contacto directo o ingestión.

La incapacidad y la falta de previsión han llevado a la Junta de Castilla y León a la necesidad de adoptar medidas excepcionales que podrían haberse perfectamente evitado con una planificación adecuada y una temporalización de las soluciones que no tuviera el impacto que está suponiendo este método sobre el medio ambiente y que hubiera significado paliar, o evitar, los daños sobre la agricultura y la ganadería. Por ejemplo en Extremadura desde hace cinco años se vienen repitiendo episodios como los actuales de la Comarca de Ledesma sin que se haya tenido que recurrir a las fumigaciones aéreas, medida considerada por los técnicos por los riesgos que comporta, como última solución.

Finalmente llama escandalosamente la atención como para manipular una manzana se exigen exámenes y titulaciones, mientras que para verter indiscriminadamente productos tóxicos en nuestros campos no sólo no se exige ningún tipo de formación específica sino que desde la Administración se reparten, en un acto de absoluta irresponsabilidad, «mochilas químicas» a diestro y siniestro.

Ecologistas en Acción de Salamanca

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