Ante los sucesos relacionados con al radiactividad que se han padecido estos días, sumándose a todo lo que ha ocurrido con anterioridad en el campo de Gibraltar.
Nos preguntamos: ¿Que grado de fiabilidad tenemos en el campo de Gibraltar, que control existe en el Puerto de Algeciras frente a las mismas?

Es decir, el material que se pudo constatar que poseía radioactividad estaba destinado a fundirse, y la radioactividad si se funde genera una gran nube tóxica, como ser la del cesio 137 (Cs 137) ocurrida en Acerinox!!!

Es alarmante que el Consejo de Seguridad Nuclear haya señalado que hay alrededor de 300 casos al año en las acerías españolas de este tipo de detecciones.

Resulta oportuno refrescar la memoria con el incidente que ocasionó ACERINOX, en Los Barrios (Cádiz), en 1998, el cual consistió en la fundición de una fuente de Cs-137 procedente de la industria y que no fue detectada en los pórticos de medición de radiactividad que hay ubicados en las entradas.
El CS-137 es un emisor de gamma, el tipo de radiactividad más peligrosa, es extremadamente volátil por lo que se dispersa rápidamente y la contaminación se puede extender con facilidad.
Se fundió una fuente unos 100 Curios, lo que lo convirtió en uno de los sucesos radiactivos más graves de la historia radiológica española.
La red REVIRA de vigilancia radiológica que, hipotéticamente, sirve para dar la alarma en este caso de sucesos, no detectó ningún incremento de radiactividad.
La empresa tardó dos semanas en informar al CSN y la noticia no saltó a la opinión pública hasta el día 9 de junio.
Paralelamente, la Agencia Internacional de Energía Atómica buscaba las causas del aumento de ese mismo isótopo en Francia, Italia, Suiza y Alemania.
La radiación, procedente de la quema a 1.500 grados de la chatarra, se había detectado en el sistema de filtración de uno de los hornos de la acerería.
Acerinox era en aquel momento una de las escasas factorías españolas y europeas que contaba con un pórtico que vigila las cenizas de la colada. Sin embargo, el foco emisor se había 'colado» sin ser detectado. Y la contaminación, sostenía el CSN en aquellos días, se podría haber extendido favorecida por circunstancias meteorológicas favorables.
Además, no era la única vez que ACERINOX S.A. había tenido problemas con fuentes radiactivas.

Por citar algunas tras el accidente del escape de Cesio 137:
En la madrugada del día 29 de agosto 2001, se produjo un incidente en la cadena productiva que la empresa Acerinox tiene en la localidad de «Los Barrios» (Cádiz), provocando un rebose de colado que afectó a un equipo de medidor de nivel situado en la línea de producción. Este dispone de cuatro fuentes radioactivas de Co-60 de las que resultaron afectadas tres por el incidente. El suceso no tuvo ninguna consecuencia radiológica.
Acerinox solicitó la transferencia de una fuente radiactiva de Americio-241, localizada el 18 de marzo de 2003 dentro de un equipo medidor de nivel, entre la chatarra descargada en sus instalaciones. Examinada la documentación el CSN acordó la transferencia de la fuente radiactiva de Americio 241 de Acerinox, S.A., al fabricante del material, y su exportación a California (Estados Unidos) para proceder a su reciclado.
De las últimas, y denunciada precisamente por nuestra organización, fue la ocurrida el pasado 21 de Enero de 2005.

Creemos que cabe sacar de estos sucesos es que el protocolo firmado por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) con las acerías es insuficiente.

Por ello, pedimos que se tomen medidas preventivas más estrictas.
Sería imprescindible aumentar la sensibilidad de los detectores de pórtico de las entradas de las acerías, pero sería también necesario instalar detectores en la boca de los hornos que pudieran detectar las fuentes antes de ser introducidas en los hornos, o al menos en el justo momento en que se fundiera la fuente radiactiva, lo que permitiría actuar con más celeridad.

Asimismo resulta fundamental que las acerías tengan una certificación de la procedencia de la chatarra que van a procesar. De esta manera sería más fácil estar preparados para sucesos como éste. Si la chatarra procede de hospitales o de centros industriales que realizan gamma grafías, la probabilidad de que entre la chatarra hubiera alguna fuente radiactiva sería mayor y habría que extremar las medidas de precaución.

No obstante, el problema de fondo es la enorme cantidad de fuentes radiactivas que nos rodean en nuestras vidas cotidianas, lo cual hace irrealizable que se las pueda controlar correctamente. La solución sería que el CSN y los organismos reguladores dieran menos autorizaciones para tener fuentes radiactivas y, además, que la autorización para utilizar una fuente vaya acompañada de la obligación de gestionarla correctamente cuando deje de usarse.

Por otro lado, cabe señalar que en la actualidad el combustible nuclear es desembarcado por el puerto de Algeciras y se transporta hasta la factoría de la Empresa Nacional del Uranio (ENUSA), en Juzbado (Salamanca).
Desde allí se transporta a las centrales nucleares, que se encuentran en las provincias de Guadalajara (Trillo), Burgos (Santa María de Garoña), Tarragona (Vandellós II, y Ascó I y II), Valencia (Cofrentes), Cáceres (Almaraz I y II).
De estas ubicaciones, colocadas en la mitad septentrional de la península, los residuos de baja actividad generados son transportados al cementerio nuclear de El Cabril, en Córdoba.
Con lo que asciende a 8.000 km la ruta radiactiva e insegura, puesto que los contenedores y bidones de material radioactivo no pueden soportar un accidente en el transporte.

Ante este atropello, nos preguntamos: acaso todo esto no merece de una vez pro todas el estudio epidemiológico????

Por qué las autoridades en vez de preocuparse por “atacar” a los investigadores que vienen al campo de Gibraltar no se preocupa de corregir estas irregularidades que no solo ponen en peligro a los españoles sino a ciudadanos de otros países.