Ecologistas en Acción, junto con especialistas de la Universidad de Castilla La Mancha, ha medido el mercurio en el aire alrededor de las plantas de cloro-sosa de Aragonesas en Huelva, de Solvay en Torrelavega (Cantabria) y de Monzón (Huesca). En la fábrica de Aragonesas ha analizado además el pelo de los trabajadores que están a diario en contacto con las balsas de mercurio.

Los resultados de este estudio son preocupantes por los altísimos niveles medidos de un metal pesado que está envenenando el medio de todo el planeta.

El mercurio es un metal que existe en estado natural en diferentes formas, la mayoría tóxicas para el hombre, los ecosistemas y la vida salvaje. En altas dosis puede ser fatal para los humanos, pero incluso en dosis muy pequeñas puede afectar al desarrollo neurológico y se relaciona con trastornos cardiovasculares, renales, hepáticos y de los sistemas inmunológicos y reproductivos.

Teniendo en cuenta que el mercurio que cae al agua o al suelo se convierte rápidamente en metilmercurio, la forma en la que el mercurio penetra en la cadena trófica (y la más peligrosa), que el mercurio se bio-acumula y bio-magnifica y que la producción de cloro con celdas de mercurio es una tecnología anticuada y obsoleta, que cuenta con alternativas sin mercurio viables económicamente y que no se considera Mejor Técnica Disponible según la IPPC, Ecologistas en Acción solicita a la industria clorocáustica que se reconvierta a procesos de producción limpios y deje de contaminar con mercurio y a las administraciones autonómicas que no concedan permisos de actividad a estas plantas.

- CAMPAÑA MERCURIO CERO