Ecologistas en Acción de Córdoba junto a la Protectora de Animales y Plantas «El Arca de Noé» de Córdoba se concentraron este pasado sábado a las puertas de la Feria cinegética «Intercaza», que año tras año está respaldada con la financiación pública de administraciones como la Diputación de Córdoba y la Junta de Andalucía.

En el acto se informó a las personas asistentes de los impactos negativos que comporta la actividad cinegética sobre el medio natural, la fauna, los animales domésticos, y las personas no cazadoras. Se repartieron dípticos informativos durante todo el acto.

Nuestra organización quiso hacer llegar a las personas que acudieron a esta feria la siguiente información que exponemos para que cualquier persona pueda acceder a ella:

- Desde los años 70 no ha parado de incrementarse el número de aficionados a la caza, alcanzando una cifra en la actualidad de 250.000 licencias de caza aproximadamente sólo en Andalucía, de las cuales, 38.164 están expedidas en Córdoba.

- Aunque no resulte creíble, en el 98,26% de la superficie total de Andalucía se puede práctica la caza. Es decir, salvo en los Espacios Naturales Protegidos donde la caza haya sido declarada una actividad incompatible con carácter general, áreas de seguridad, o zonas urbanizadas. Por tanto, se puede señalar que es literalmente imposible encontrar un espacio natural donde haya un mínimo de garantía de seguridad física para las personas que nos acercamos a la Naturaleza para desarrollar otras actividades de ocio o esparcimiento.

- Cada año son abatidos, según cifras oficiales, unos 7 millones de ejemplares de especies cinegéticas, pero, con toda seguridad, la cifra se puede multiplicar por el doble, y eso, sin contabilizar el número de individuos de fauna protegida que anualmente son abatidos ilegalmente. Se calculan unas 50.000 rapaces por temporada.

- El periodo general de caza y sus excepcionalidades abarcan buena parte del año, de tal manera que, en la práctica, nos podemos encontrar con cazadores en el monte en cualquier época del año, con el consiguiente riesgo de accidente.

- La instalación de las cercas cinegéticas genera procesos erosivos, pérdida de valor paisajístico, y, con frecuencia, su instalación es aprovechada para la usurpación de cauces de agua, vías pecuarias y caminos vecinales o carreteros, todos ellos, dominio público, con el consiguiente perjuicio sobre las numerosas personas practicantes de modalidades como senderismo, cicloturismo, etc.

- La artificialización de la caza ha llevado parejo el resurgimiento de las prácticas ilegales de exterminio de predadores naturales, como los cepos, lazos, y diversas modalidades de trampas. La caza irresponsable está directamente relacionada con la desaparición y extinción de varias de nuestras especies más emblemáticas, como el lince ibérico, lobo, águila imperial, buitre negro, etc., negando, entre otras cosas, a los NO CAZADORES la posibilidad de disfrutar de un medio ambiente equilibrado.