Ecologistas en Acción ha valorado muy positivamente las declaraciones de la Vicepresidenta del Gobierno en el sentido de que se va a cerrar la central nuclear de Garoña (Burgos) en 2009. Esta asociación espera que a lo largo de esta legislatura el Gobierno ponga sobe la mesa un calendario de cierre de las centrales nucleares españolas.

La central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), del tipo de agua en ebullición, es tras el cierre de la de Zorita (Guadalajara) la más antigua del parque nuclear español, puesto que empezó a funcionar en 1971. Su permiso de explotación expira en octubre de 2009, puesto que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) se lo otorgó con una vigencia de 10 años en 1999. La central nuclear de Garoña es una vieja antigualla aquejada de numerosos problemas, el más grave de los cuales es la corrosión de algunos elementos fundamentales de su circuito primario. En particular, el barrilete, que es la pieza que sirve para mantener el combustible nuclear en su posición apropiada y que se encarga de distribuir el flujo de agua, está aquejado de tal problema, lo que supone que la central está funcionando en condiciones de seguridad degradadas. Además del barrilete, las penetraciones por las que se introducen las barras de control en el núcleo del reactor también están aquejadas de tal problema, lo que también implica una merma de la seguridad. Las reparaciones autorizadas por el CSN desde 1999 hasta la fecha, consistentes en soldar aros metálicos en el interior del barrilete y tapar las fugas de las penetraciones con mordazas son claramente insuficientes para garantizar la seguridad de la central, porque no evitan que la corrosión siga progresando y se podría producir una ruptura súbita de alguno de estos elementos con la central en funcionamiento.

El agua de la refrigeración de la central es otro de los problemas a tener en cuenta. Durante 2006 la temperatura del Ebro fue muy alta, fenómeno que se puede repetir en 2007. Esto motivará que la central no pueda funcionar a plena potencia para no verter agua demasiado caliente al río, con los daños a la flora y la fauna que eso supone, o bien que haya que instalar una torre de enfriamiento, cuyo coste podría superar los 20.000 euros. Además, existe el problema del mejillón cebra que ya ha llegado a la altura de la central ascendiendo por el Ebro, que podría taponar los sumideros.

Por todas estas circunstancias, más los residuos radiactivos que la central produce, Ecologistas en Acción estima que lo más sensato es proceder al cierre lo antes posible y valora como muy positivo el anuncio de la Vicepresidenta del Gobierno. Especialmente en un momento en que la situación internacional es poco favorable al cierre de centrales nucleares. Ecologistas en Acción espera ahora que el Gobierno remate la tarea y haga un anuncio de un calendario de cierre del resto de las centrales nucleares españolas. De esta manera cumpliría el Gobierno sus promesas electorales y respondería a la voluntad popular, tanto en España como en Europa, que está mayoritariamente en contra de la energía nuclear, tal y como recoge el último Eurobarómetro de 2006 publicado por la Comisión Europea.