No nos parece coherente, el derroche energético que supone el iluminar nuestras calles, no solo en Navidad, sino tambien en Carnaval, fiestas locales, etc… Esta nueva costumbre, además de incitar al consumo, emite cientos de toneladas de CO2 a la atmósfera en tan solo unos cuantos días.

Las administraciones públicas deben dar ejemplo.

Alumbrado de calles en las fiestas navideñas. Más allá de lo que puedan gustar estos adornos, Ecologistas en Acción quiere llamar la atención sobre el derroche energético y el impacto ambiental que supone este tipo de ornamentación.

Un año más el Ayuntamiento capitalino, sin olvidar la mayoría de los pueblos de nuestra provincia, se suma al derroche energético que supone el alumbrar las calles de nuestra ciudad con miles de bombillas y microbombillas desde el próximo día 9 de diciembre, fecha publicitada para la inauguración de tan insostenible política iluminativa, hasta dentro de un mes producirá cerca de medio millar de toneladas de CO2, y decenas de miles de kilovatios-hora.

Para Ecologistas en Acción abruma pensar la cantidad de energía que puede llegar a consumirse de un modo tan superfluo en todo el mundo desarrollado durante estas fechas. Y es que aunque los recibos de la luz los paga cada ayuntamiento (al final cada ciudadano), la factura medioambiental en forma de cambio climático, lluvia ácida, residuos nucleares o contaminación la paga todo el planeta.

El consumo eléctrico de las luces navideñas estará cubierto en aproximadamente un 50% por centrales térmicas que generan y emiten toneladas de CO2 a la atmósfera. Un regalo de navidad para el efecto invernadero que causa el cambio climático. Asimismo, un 20% aproximadamente estará generada por centrales nucleares, con el consiguiente riesgo de accidente y la generación de residuos radiactivos que permanecen peligrosos durante cientos de miles de años.

Ecologistas en Acción opina que el mejor regalo que los ayuntamientos pueden hacer a sus ciudadanos y a la ciudadanía global es reducir este absoluto despilfarro energético y no contribuir con él al cambio climático. Es un derroche de luz, un lujo que sólo podremos permitirnos en los países enriquecidos mientras la mayoría de la humanidad siga viviendo completamente a oscuras.

Por otra parte, no se debe olvidar que una de las razones principales por las que se realiza este encendido de luces es para fomentar el consumo en las fechas navideñas. Este consumo está enmarcado en un modelo en el que se produce una sobreexplotación de los recursos y una generación insostenible de residuos.

Si continuamente se pide que en nuestras casas sólo utilicemos la luz que necesitamos, por qué no vamos a hacer lo mismo en nuestras ciudades. Se podría invocar el Protocolo de Kioto, que España va a incumplir, para legitimar esta reivindicación, pero Ecologistas en Acción prefiere apoyarse sólo en el sentido común. Pequeñas medidas como ésta suponen un importante beneficio para el medio ambiente, sin suponer ninguna pérdida de calidad de vida para nadie.

La iluminación genera un 6% de las emisiones de dióxido de carbono en el estado español. La energía eléctrica no es un recurso ilimitado, su producción, transporte y distribución genera impactos ambientales, contaminación atmosférica, contribución al efecto invernadero y cambio climático. La producción de electricidad constituye una de las principales causas de la destrucción de nuestro medio ambiente, ya que un 48,3% tiene su origen en combustibles fósiles y el 23,9% proviene de las centrales nucleares.

También la iluminación navideña, en su diseño actual, acrecienta el grave problema de la Contaminación Lumínica en el Municipio. Estas instalaciones de alumbrado temporales deben prevenir la contaminación lumínica, dada la necesidad de proteger los ecosistemas nocturnos y preservar la oscuridad de la noche de acuerdo a la Declaración Universal de los Derechos de las Generaciones Futuras (UNESCO): «Las personas de las generaciones futuras tienen derecho a una tierra indemne y no contaminada, incluyendo el derechos aun cielo puro».

Este importante problema ambiental, se ha acrecentado en nuestra ciudad debido a la iluminación del puente «Ronda Norte» sobre el Río Henares que, a través de una haz de luz infinita hacía el universo, deslumbra todas las noches con una potencia fuera de lo normal.

Pensamos que el Ayuntamiento de Guadalajara, sin olvidar Azuqueca, Sigüenza, Brihuega, Cabanillas del Campo, etc… siguen dando pasos de ciego en el desarrollo de la sostenibilidad en nuestras ciudades, obviando la tan recurrida Agenda Local 21.

NO CON NUESTROS EUROS.