Las ciudades son para las personas, no para los coches; esto es un principio básico que algunos siguen sin entender. Las ciudades con mayor calidad de vida y los centros históricos con más actividad económica son aquellos que están peatonalizados. Por eso no se entiende que desde sectores políticos y empresariales se sigan poniendo trabas al proceso de peatonalización del centro de nuestra ciudad. Pero este proceso hay que hacerlo con el máximo consenso y con una buena planificación. Las improvisaciones, los cambios de criterios y la exasperante lentitud de las obras están consiguiendo que muchos ciudadanos terminen por hartarse de un plan de peatonalización que en realidad todavía no se ha puesto en marcha.

Los partidos políticos y la práctica totalidad de entidades sociales suscribieron un “Pacto por la Movilidad Sostenible” con el objetivo de ir comprometiendo al Ayuntamiento con medidas concretas para mejorar la movilidad y la calidad de vida en nuestra ciudad. Entre estas medidas estaban la progresiva peatonalización de calles y plazas, la construcción de una red de carriles-bici, la mejora del transporte público, el fomento del ferrocarril y el transporte marítimo en el tráfico interurbano y, sobre todo, que el nuevo Plan General Municipal de Ordenación diseñara una ciudad donde se minimizará las necesidades de movilidad y de uso de los vehículos privados a motor. El Pacto se comprometía a avanzar hacia un modelo de ciudad más saludable, cómoda, próxima, habitable, segura y participativa; en definitiva, una ciudad para los ciudadanos. Este Pacto fue aprobado por unanimidad del Pleno del Ayuntamiento. ¿Qué se ha hecho desde entonces para aplicarlo? Nada. El Ayuntamiento sigue actuando de forma unilateral y a salto de mata, creando conflictos y enfrentamientos donde debería haber acuerdos y consensos.

No se entiende que unas calles que se han diseñado para hacerlas peatonales, se abran de nuevo al tráfico rodado creando no pocos problemas a los peatones que se aventuran por estas vías sin aceras, ya que se entiende que toda la calle lo es. Es absurdo pensar que si se permite pasar con coches por la puerta de un comercio se va a vender más. Muy al contrario, las calles comerciales de más prestigio y actividad en todas las ciudades son las peatonales.

La peatonalización del centro de El Puerto es la única opción para revitalizar su tejido comercial y hacer más atractivo el uso de sus calles. Pero no basta con camibar la solería de las calles, hay que potenciar un sistema de trasporte público eficiente y de calidad y hay que dotar al centro de nuevas equipamientos que potencien su papel social, económico y cultural. El centro de El Puerto no puede ser solo un ámbito comercial, sino también social y de convivencia. Por ello hemos propuesto en nuestras Alegaciones al PGOU que se habiliten equipamientos públicos, como un centro cívico en el antiguo colegio San Agustín, o adecuar las bodegas del Campo de Guía para un polideportivo, museo del vino… También es imprescindible recuperar toda la ribera del Guadalete como parque público y convertirla en la principal fachada de la ciudad y uno de sus principales atractivos.

El centro debe ser progresivamente un espacio libre de vehículos a motor privados, y hay que empezar por la calle Vicario, que se debe cerrar al tráfico de forma inmediata.