Miles de voluntarios participan en un proyecto en el Parque Natural de la Sierra de Grazalema.

Juan Clavero, miembro de Ecologistas en Acción de Cádiz y Coordinador de este proyecto. Fue el primer director del Parque Natural de la Sierra de Grazalema. Revista El Ecologista nº 46.

En septiembre de 1992 un desolador incendio forestal arrasó 824 hectáreas en Monte Prieto –monte público situado en pleno corazón del Parque Natural de la Sierra de Grazalema, entre los términos municipales de Grazalema y Zahara de la Sierra, provincia de Cádiz– provocando un gran desastre ecológico y una irreparable pérdida de vidas humanas, pues murieron calcinados cinco trabajadores de los retenes contraincendios. En la zona incendiada ha venido realizándose una pionera actividad de regeneración forestal, con la participación de miles de voluntarios, que arroja resultados muy positivos tanto en lo referido a la regeneración de la cubierta vegetal como en la participación pública.

Los incendios forestales se han convertido en una auténtica plaga en nuestro país. La mejora de los medios técnicos y humanos, y el aumento de la eficacia del Plan INFOCA –Plan de Prevención y Lucha contra los Incendios Forestales de Andalucía– han frenado el aumento de los incendios en Andalucía, aunque con rebrotes importantes como los ocurridos en los veranos de 2004 y 2005. Así, se ha pasado de una media anual de 280 incendios forestales en la década de los 70, a los 1.219 en los 90, para disminuir levemente a los 1.116 de media anual en el primer lustro de este siglo (Tabla 1). La superficie incendiada se disparó en la década de los 80, reduciéndose progresivamente en las décadas siguientes. Los presupuestos de este Plan aumentaron desde los poco más de 100 millones de pesetas de 1970, a los cerca de 8.000 millones anuales en los años 90, dedicándose mucho más en extinción que en prevención, creándose así una peligrosa economía del fuego. En los últimos años se han equilibrado las inversiones de prevención y extinción, de forma que en 2005 el presupuesto del Plan INFOCA ha ascendido a 209 millones €, distribuidos prácticamente al 50% entre prevención y extinción.

Tabla 1. Evolución de los incendios forestales en Andalucía

Fuente: Informes anuales de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Presupuestos de la Comunidad Autónoma y elaboración propia-

Es cada vez más evidente que para reducir de forma significativa y constante el número y amplitud de los incendios forestales es necesario implicar a toda la sociedad, tanto en la prevención y lucha contra los incendios, como en la conservación y regeneración de los montes. Pero estos actos no deben quedarse en hechos aislados, sino que deben consolidar el compromiso de las entidades sociales y de las distintas administraciones para poner en marcha planes de participación ciudadana en la conservación, regeneración y defensa de nuestros montes.

Vegetación de Monte Prieto

La Sierra del Pinar conforma el núcleo más destacado de la serranía de Grazalema. Con una dirección este-oeste, tiene su máxima altura en el Torreón, con 1.648 metros de altura. En su extremo oriental se encuentra el Puerto de las Palomas, que sirve de enlace con Monte Prieto, con una cota máxima de 1.331 m. Esta zona está enclavada dentro del ámbito del clima mediterráneo, destacando como elemento diferenciador su alta pluviosidad, que supera los 2.000 l/m2 de media anual, existiendo una fuerte y prolongada sequía estival que influye de forma determinante en la vegetación de la zona. Geológicamente todas estas serranías pertenecen al Subbético Medio de las Cordilleras Béticas, con calizas y dolomías del Jurásico como rocas dominantes.

En estas condiciones ambientales se desarrolla una vegetación esclerófila y basófila dominada por la encina, apareciendo algunos elementos de hojas marcescentes, como el quejigo, y caducifolios, como arces y serbales. Se distinguen dos pisos bioclimáticos cuyos límites se localizan en torno a los 800-900 metros sobre el nivel del mar (m.s.m.): termomediterráneo y mesomediterráneo, con sus formaciones vegetales características. En 1930 Ceballos y Martín Bolaños señalaron (1) que la asociación del pinsapo se extendía a la parte occidental de Monte Prieto. El área escogida para el proyecto de reforestación es una parcela de 35 hectáreas situada entre los 700 y 900 m.s.m. Esta zona se encuentra en la banda de transición entre los citados pisos, aumentando así su interés por permitir una mayor biodiversidad.

No se puede olvidar que en el paisaje actual, además de los condicionantes naturales, ha intervenido el hombre de forma decisiva. El uso más importante en esta zona ha sido el ganadero. El hombre ha utilizado el fuego para eliminar o reducir el matorral y favorecer el pasto y los rebrotes, de forma que ha tenido lugar una regresión en estos ecosistemas hacia etapas subseriales más productivas a corto plazo, pero que ha supuesto una fuerte deforestación con pérdida de recursos a medio y largo plazo. El sobrepastoreo, además, ha retrasado, y en ocasiones imposibilitado, la regeneración natural de la vegetación arbórea y arbustiva. Monte Prieto se encontraba muy deforestado, y con escasos recursos alimenticios para el ganado y la fauna silvestre. De esta utilización ya daban cuenta las Ordenanzas de Zahara en el siglo XVI (2), asegurando, en su título 4, que “los montes de esta villa están muy pastados, quemados y talados”.

La regeneración del monte mediterráneo

Existe la creencia de que para recuperar un bosque tras un incendio hay que repoblarlo. En los bosques mediterráneos esto no siempre es así, pues la mayoría de las especies de árboles y arbustos de estos ecosistemas rebrotan de cepa tras el incendio al mantener vivos sus raíces y órganos de resistencia subterráneos. Tras el incendio de 1992 se desarrollaron pastizales con predominio de gramíneas rizomatosas invasoras como el lastón (Festuca scariosa), especies que fueron sustituidas con gran rapidez por un matorral pirófito compuesto por aulagas (Ulex baeticus), jaras blanca o ardiviejas (Cistus albidus) y matagallos (Phlomis purpurea). Las especies de monte y matorral mediterráneo rebrotaron de cepa en su mayoría, existiendo una amplia regeneración de encinas, acebuches, algarrobos, lentiscos, majoletos, coscojas, cornicabras, retamas, palmitos…

Las campañas de voluntariado que se suelen realizar –tanto por las administraciones como por las organizaciones ecologistas– tienden a primar las repoblaciones sobre los tratamientos selvícolas de regeneración, y adolecen de una falta de seguimiento de los trabajos necesarios para conseguir una eficaz regeneración de los montes incendiados; se difunde así la falsa creencia de que tan sólo plantando árboles se recupera un bosque. Además, las repoblaciones suelen ser monoespecíficas y casi exclusivamente con especies arbóreas. Por tanto, antes de iniciar una campaña de regeneración de un bosque incendiado, hay que realizar un estudio ecológico para conocer las especies que deberían conformar el bosque original y su distribución, determinada tanto por las diferencias de altitud como por las variaciones del hábitat que determina la topografía.

El proyecto Campaña de Participación Ciudadana en la Regeneración Forestal de Monte Prieto fue aprobado por unanimidad de la Junta Rectora del Parque Natural de la Sierra de Grazalema en 1994, con una duración prevista de 12 años. Los objetivos de este proyecto son:
- concienciar a la población sobre la necesidad de colaborar en la conservación, defensa y regeneración de las masas forestales;
- conseguir regenerar una zona incendiada, de forma que quede como símbolo patente del compromiso de los ciudadanos en defensa de sus montes;
- configurar un paisaje semejante al de las masas forestales espontáneas más cercanas al óptimo climácico, y formación de un hábitat óptimo para la fauna; y
- divulgar entre la población las actuaciones que son necesarias para conseguir la regeneración forestal de una zona incendiada, manteniendo la diversidad ecológica y alternando la regeneración natural con las de repoblación de especies autóctonas.

Los trabajos realizados tienen como objetivo, por tanto, regenerar lo más rápidamente posible la vegetación arbórea y arbustiva autóctona en Monte Prieto, por medio de las siguientes actuaciones:

- Parcelas en las que se trabaja por vez primera:

  • Regeneración de especies autóctonas: los trabajos selvícolas tienen como objetivo acelerar la regeneración natural. Para ello, a los árboles y arbustos se les tiene que eliminar el matorral invasor y competidor por medio de rozas. En las especies arbóreas se cortan los rebrotes –llamados chirpiales o renuevos– menos vigorosos para favorecer los pies más desarrollados –a este trabajo se le llama resalveo–. Los arbustos se deja que se conformen de forma natural.
    -* Repoblación con plantones: en las zonas de escasa regeneración natural hay que plantar las especies características de cada zona. Es muy importante realizar las plantaciones correctamente, tanto por la especie escogida para cada zona como por la forma de plantación. Hay especies que prefieren la umbría y la humedad, otras prefieren áreas más soleadas y secas, y algunas son menos exigentes y se adaptan a todas las zonas. La plantación tiene que realizarse de forma que el plantón tenga tierra mullida para desarrollar sus raíces y un hoyo –alcorque– que favorezca la infiltración del agua.

- Parcelas en las que se han realizado trabajos en campañas anteriores:

  • Limpieza y remoción superficial de los alcorques para facilitar la infiltración del agua y eliminar plantas competidoras.
  • Reposición de marras, esto es, reponer los plantones que se han perdido.
  • Proseguir la selección de rebrotes en los árboles. Realizar las podas de formación.

Además, hay que abrir senderos y cortafuegos y mantener las herramientas y demás material de trabajo en buen estado.

Desarrollo del proyecto

Las distintas campañas se han desarrollado en dos fases: actividades de preparación y de formación de monitores, y trabajos de reforestación. En las primeras campañas la mayoría de los voluntarios ha pertenecido a centros escolares de distintas localidades de la provincia de Cádiz, que se inscribían con un compromiso de continuidad. Pero la movilidad del profesorado y la dificultad de desarrollar los trabajos selvícolas más especializados por parte de los escolares, nos llevó a realizar una profunda evaluación del proyecto y la revisión del mismo a partir de la campaña 2001/2002. A partir de esa campaña el proyecto se ha dirigido a voluntarios adultos. Este arriesgado cambio supuso un salto cualitativo, pues si bien el número total de voluntarios disminuyó levemente, los resultados de los trabajos selvícolas mejoraron ostensiblemente, consiguiéndose un sólido grupo de voluntarios entre un sector de la población difícil de movilizar en este tipo de campañas de voluntariado ambiental.

Otro cambio importante fue el de dar prioridad a los trabajos de regeneración del bosque y matorral mediterráneo sobre los de repoblación. Del análisis de las primeras campañas se dedujo que las pérdidas de marras eran muy altas, sin embargo el resultado de los trabajos de regeneración de árboles y arbustos ha sido de lo más satisfactorio, por lo que en las últimas campañas se han realizado más resalveos, ruedos y podas, que nuevas plantaciones, que se han reducido a las pocas zonas donde no existe regeneración natural.

En las primeras campañas fue imposible contar para las repoblaciones con la diversidad de árboles y arbustos prevista, debido a la inexistencia de muchas de estas especies en los viveros forestales de la Junta de Andalucía. Subsanado este problema, en las últimas campañas la Consejería de Medio Ambiente facilitó una amplia variedad de árboles y arbustos. Las especies que se han utilizado en las repoblaciones han sido: encina (Quercus rotundifolia), algarrobo (Ceratonia siliqua), acebuche (Olea europaea sylvestris), pinsapo (Abies pinsapo), quejigo (Quercus faginea), sabina (Juniperus phoenicea subsp. phoenicea), enebro (Juniperus oxycedrus subsp. oxycedrus), arce (Acer monspessulanum), serbal (Sorbus aria), coscoja (Quercus coccifera), escobón (Cytisus grandiflorus y C. baeticus), retama (Retama sphaerocarpa), agracejo (Phillyrea latifolia), lentisco (Pistacia lentiscus), cornicabra (Pistacia terebinthus), espino negro (Rhamnus lycioides), madroño (Erica arborea), rosal silvestre (Rosa pouzinii), endrino (Prunus spinosa), majoleto (Crataegus monogyna)

Los voluntarios se han organizado en 10 grupos de 50 personas en cada campaña, que realizaron sus trabajos en días distintos, para evitar aglomeraciones y optimizar el material existente. Cada grupo ha contado con sus propios monitores. La zona se ha dividido en parcelas para facilitar un mayor control de los trabajos realizados, adscribiéndose cada parcela a un grupo determinado que ha realizado el seguimiento de los trabajos en las distintas campañas. Se ha dejado una parcela control “0”, que no fue afectada por el incendio. Especial hincapié se ha puesto en las medidas de seguridad, de forma que no ha habido que lamentar ni un solo incidente serio, a pesar de la cantidad de personal que se ha movilizado, y que muchos de ellos no tenían experiencia en trabajos forestales.

5.783 voluntarios

En las diez campañas que se han desarrollado han participado un total de 5.783 voluntarios, se han plantado más de 15.864 árboles y arbustos y se han regenerado 3.481 pies de plantas autóctonas. Los resultados de los trabajos realizados son ya evidentes, sobre todo en la potente regeneración natural, existiendo ya una alta tasa de cobertura de vegetación y cientos de ejemplares de árboles que superan ya los dos y tres metros de altura. En 2003 las encinas y quejigos dieron sus primeras bellotas.

El Plan de Uso Público del Parque Natural ha incluido esta zona dentro de los elementos de interés para la interpretación de las consecuencias de los incendios forestales y las técnicas para su regeneración. Tras las diez campañas realizadas, los representantes de Ecologistas en Acción han presentado en la Junta Rectora del Parque la Memoria final de este proyecto, proponiendo que se adecuen los senderos existentes para convertir este monte en un monumento vivo al compromiso social en defensa de los bosques, y se utilice como escuela al aire libre para divulgar los trabajos necesarios para la regeneración de los bosques mediterráneos.

Agradecimientos: A Teodoro Marañón, del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (CSIC), por sus aportaciones, y a todos y cada uno de los 5.783 voluntarios y voluntarias que están haciendo posible la recuperación forestal de Monte Prieto.

Bibliografía:

1. Ceballos, L. y Martín Bolaños, M. (1930). Estudio de la vegetación forestal de la provincia de Cádiz. Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias. Madrid.

2. Bru Madroñal, A. (2003). Las Ordenanzas de la Villa de Zahara. Ayuntamiento de Zahara. Cádiz.