Ante la pretensión de que circular con luces encendidas en carretera reduciría los accidentes, Ecologistas en Acción señala que hay estudios que concluyen que esta medida no tiene ninguna ventaja en la siniestralidad. Al contrario, hace que otros usuarios de las vías (peatones, ciclistas) resulten menos visibles y, por tanto, sufran un mayor riesgo. Pero el principal inconveniente es el importante consumo energético que originaría esta obligación. Si de verdad se quiere que haya menos siniestros, fin con el que coincide la organización ecologista, hay medidas mucho más efectivas.

El próximo martes, el grupo socialista en el Senado tiene la intención de presentar una moción al Gobierno para que sea obligatorio circular con las luces encendidas en carretera en cualquier vehículo a motor. Para ello, se citan estudios que afirman que supondría una gran reducción en la siniestralidad, así como que ya se ha implantado en algunos países nórdicos.

No es extraño que una medida así se haya impuesto en los países nórdicos, porque allí la luminosidad natural es mucho más débil que en España. Sin embargo, es claro que la efectividad de esta medida será mucho menor en nuestra muy soleada España.

Más relevante es el hecho de que hay estudios fundados que concluyen que esta medida no tiene los efectos pretendidos (Israel; Australia, donde a partir de estos estudios se desestimó la medida). Por el contrario, algunos expertos piensan que tendría un efecto negativo para los otros usuarios menos visibles de las carreteras, peatones y ciclistas, que serán aún menos conspicuos y con ello estarán sometidos a un mayor riesgo.

Pero, ahora que hay tanta sensibilidad con el cambio climático, no se debe olvidar que esta medida supone un gran incremento del consumo energético. La producción de electricidad por los vehículos no es gratis, supone un importante consumo de energía que, al final, procede del combustible. Efectivamente:

- Las bombillas clásicas de los coches son 2 de 55 W delante (luz halógeno de cruce) y 2 de 5 W atrás (aunque algunos coches llevan 4 detrás).

- En general hay que añadir además dos luces de posición (2×5 W) delante, dos bombillas (2×5 W) para la placa de matriculación trasera, unas luces del interior del coche (cuadro de instrumentos, salpicadero) y la bobina de un relé.

- Sumando todo llegamos a una potencia total de al menos 150 Watios eléctricos suministrada por un alternador cuyo rendimiento es del orden de 50%.

- El alternador a su vez está arrastrado por un motor de combustión interna cuyo rendimiento nunca supera el 40%.

- En definitiva, necesitamos al menos 1 kW térmico (producido por la combustión de gasolina o diesel) para mantener encendidas estas luces, lo que multiplicado por el gran parque móvil existente y los kilómetros que se recorren, da unas cifras de consumo energético enormes.

Para Ecologistas en Acción, si de verdad se quiere reducir la siniestralidad y a la vez no agravar el cambio climático, las medidas deberían ir orientadas a imponer la obligación de que los coches no puedan alcanzar las altas velocidades para las que ahora se fabrican; ser más estrictos en los límites de velocidad; prohibir el uso de artilugios que permitan la detección de radares, etc. Pero, el verdadero camino en esta lucha contra la siniestralidad está en poner en marcha medidas que limiten el uso del coche y favorezcan otros medios de transporte más seguros, como el ferrocarril.

Evidentemente resulta muy lucrativo para la industria automóvil seguir construyendo coches muy potentes y veloces. Encender las luces de día no supone el más mínimo inconveniente para esta industria. “Sólo” perjudica al bolsillo del usuario y contribuye al cambio climático.