Selva de Irati (Navarra/Nafarroa).

Roberto Carlos Oliveros Villalobos, Ecologistas en Acción. Revista El Ecologista nº 45.

La paleta de los pintores navarros empieza a llenarse de ocres para acudir a la llamada otoñal de la Selva de Irati. La profusión orgiástica de amarillos, rojos y sienas se sucede en las altas copas y colma nuestra retina de tonalidades e imágenes de ensueño; allá donde los abuelos de pulso temblón exaltan las mentes infantiles con cuentos de hadas, de hombres-oso y princesas encantadas que recorren los sotobosques umbríos.

La Selva o Bosque de Irati se enclava en la cabecera del río Irati, en el valle navarro de Salazar, entre la frontera francesa, las Aezkoas y el valle de Roncal. Con una superficie de 17.175 hectáreas tiene un régimen de protección de Reserva Natural/ Reserva Integral, según la Ley Foral 6 del 10-4-1986.

Los valles entorno a Irati, Aezcoa, Salazar y el Roncal, están flanqueados por diversas elevaciones montañosas, entre las que destaca el monte Orhi (2.021 m). Y en el fondo de esta inmensa hondonada arbolada se encuentra el Pantano de Irabia, formado en la confluencia de los ríos Irati y Egergoa, dominado por el Orhi, y rodeado por un incomparable hayedo-abetal, el segundo bosque en importancia de todo el continente y solamente superado por la Selva Negra centroeuropea.

Por encima del embalse de Irabia, el río Irati se ha formado por la unión de los ríos Urbeltza (que quiere decir agua negra) y Urtxuria (agua blanca), mientras que en la parte occidental del embalse, aguas abajo de la presa, se une con el Legarza. Son muy frecuentes los fenómenos kársticos y todo el territorio se encuentra minado de simas.

Valores naturales

Irati es un reducto de la vegetación eurosiberiana que quedó acantonada en la Península, sobreviviendo en condiciones de altura (1.000 – 1.700 m) y humedad gracias a la abrupta topografía del territorio. Es por ello que sólo los encontramos en zonas de montaña ocupando valles frescos en el Pirineo, la Cornisa Cantábrica y el Sistema Central (Montejo de la Sierra). Irati es un hayedo-abetal, aunque es frecuente la presencia de fresnos, tejos, serbales, tilos, olmos, temblones o avellanos, además de un estrato arbustivo de escasa cobertura y un buen cortejo de herbáceas.

Irati posee un complejo entramado faunístico con relaciones tróficas igualmente complejas. Todos los órdenes animales se encuentran bien representados y diversificados, al menos en las zonas protegidas. En las zonas húmedas, anfibios como la rana bermeja, la salamandra o el tritón pirenaico y reptiles como la culebra de esculapio o la culebra de escalera resultan los mejores bioindicadores de la adecuada calidad ambiental del entorno.

Entre las aves, podremos observar grandes rapaces como el buitre leonado (con grandes colonias reproductoras en las Foces de Lumbier y Arbayún), el águila perdicera, el águila real o el alimoche. Pero, además, los pájaros del bosque encuentran en la espesura sus mejores refugios: los reyezuelos listado y sencillo, el pinzón vulgar, el petirrojo, el carbonero garrapinos, el chochín, el agateador norteño y el zorzal común son de muy frecuente observación. En los cursos de agua aún se remonta el enérgico deambular del mirlo acuático acompañado por el martín pescador, el andarríos chico o la lavandera cascadeña. En el embalse de Irabia es también frecuente la invernada de especies migratorias como los gansos y otras especies de anátidas. La piscifauna está representada por truchas, chipas, lochas y madrillas.

Por último, el grupo de mamíferos es seguramente el que más ha sufrido el proceso de deterioro de los ecosistemas de Irati. Estos montes, antaño poblados por el lobo ibérico y el oso pardo, han visto reducidas sus poblaciones hasta la total exterminación como consecuencia del indiscriminado uso del veneno, los lazos y cepos durante la práctica totalidad del siglo pasado. Sin embargo, los meso y micromamíferos han sido menos perseguidos y al ser buenas las condiciones ambientales aún son frecuentes la nutria, el tejón, el turón, la marta, el zorro, el desmán de los Pirineos o el musgaño patiblanco. Mención aparte merecen los corzos, recoletos pobladores de los pisos montano y colino, los reintroducidos ciervos o los prolíficos jabalís.

El embalse de Itoiz y sus peligros

Existen ciertos años que permanecerán en el recuerdo de las generaciones como aquellas temporadas en las que los ecosistemas ibéricos vieron peligrar sus más elementales estructuras y funciones. Las sequías pertinaces como las acaecidas durante 1995 o el presente 2005, los consabidos incendios en zonas forestales y la práctica desaparición de los cursos de agua, causan estragos en la biodiversidad de zonas como ésta, estrictamente dependientes de la disponibilidad de agua.

Es precisamente en estos malos años y en estas zonas cuando y donde más se hacen notar los efectos del cambio climático. Las formaciones vegetales relícticas son las más amenazadas por el calentamiento global o por la disminución de las precipitaciones. Por ello, especialmente durante este otoño, cuando todo augura una mayor incidencia de las quemas incontroladas de materiales leñosos (hojarasca, broza…) en condiciones de mayor sequedad que otras temporadas, debemos solicitar a los habitantes de los entornos rurales y a sus visitantes foráneos un comportamiento responsable que destierre de una vez por todas estas malas prácticas agrarias o ciertos descuidos que pueden arruinar la economía y el modo de vida de toda una comunidad.

Y al hablar de Irati no podemos olvidarnos, por su proximidad y por pura solidaridad, de todo lo relacionado con la construcción del Embalse y la Presa de Itoiz. Mientras muchos delincuentes ambientales campean por sus fueros con total impunidad, cometiendo todo tipo de tropelías contra el medio natural (como cualquiera puede comprobar cada día), a algunos abigarrados defensores de la no-construcción de la Presa y la no-demolición del desaparecido pueblo de Itoiz, se les niega el tercer grado al que tendrían derecho por simple aplicación de la normativa vigente en materia de cumplimiento de penas penitenciarias.

Además, los últimos estudios y comunicados de la Coordinadora de Itoiz parecen indicar que debido a la desfavorable geología de la zona para la construcción de este tipo de infraestructuras, se están produciendo –debido a la gran presión que supone el agua sobre una presa que se encaja entre materiales no estables– pequeños movimientos sísmicos. Según expertos como Antonio Casas se ha constatado que la presa se ha movido en torno a un centímetro y medio durante las pruebas de carga. Casas afirmó que cuando se finalice el llenado del pantano, con la cota máxima, el agua inundará toda la base del deslizamiento y esto puede crear un gran desastre. Los niveles de seguridad de este proyecto son “inadmisibles” y parece ser que aunque ahora estemos en una fase en la que los movimientos serán muy lentos durante un período de tiempo, en un momento dado los movimientos aumentarán “exponencialmente” y ya no habrá marcha atrás. Por ello parece lógico pensar que la mayor preocupación de estos momentos es saber en qué punto de ese proceso estamos para exigir a los responsables políticos de esta situación las soluciones oportunas.

Los almadieros

Si hubiera que destacar un oficio con arraigo (aunque ya desaparecido) en Irati, éste sería el de almadiero, hombres valientes que en balsas livianas construidas por ellos mismos descendían los rápidos de los diferentes ríos de la cuenca del Ebro hasta llegar a Zaragoza, donde vendían la madera. A pesar de su carácter mítico de selva o bosque virgen, Irati ha soportado extracción de madera en el pasado y esto ha servido para seleccionar la dominancia del haya sobre el abeto, cuyos ejemplares de 30 o 40 metros eran entresacados para su empleo en la construcción naviera. En el siglo XVIII, la junta del valle de Salazar dio permiso a la marina para extraer árboles, en especial abetos, para el suministro de mástiles a los grandes buques de guerra, empleados durante las contiendas navales contra Inglaterra. Se construyeron esclusas para controlar el caudal del río durante el descenso de las almadías río abajo, e incluso llegó a funcionar un aserradero.

En el siglo XX el aprovechamiento ha sido ordenado y se efectúa conforme a una planificación a largo plazo que vela por la manutención de la madurez del bosque. Por último, son la agricultura y la ganadería extensivas y últimamente el sector servicios los pilares sobre los que se asienta la economía comarcal.

No debemos perdernos el disfrute de localidades de encanto sin par como Otsagavía (que en euskara significa “el valle del Lobo”), Orbaizeta, con su centenaria fábrica de armas (ya en desuso) o el conjunto histórico de Roncesvalles, cabecera del Camino de Santiago y campeadero de míticos héroes como Roldán, con su magnífica colegiata. Muchas de estas localidades disponen de centros de interpretación de la naturaleza que merece la pena visitar. Para los amantes de las rapaces no olvidar una visita a las Foces de Lumbier y Arbayún.