La orografía abrupta y montañosa que define la mayor parte de nuestro término municipal ha dejado de ser un problema a la hora de iniciar procesos urbanizadores.

Al menos esas deben de ser las directrices que se siguen a la hora de dar las licencias, ya que de otro modo no se entienden los grandes movimientos de tierras que se vienen realizando en una parcela con una fuerte pendiente, dedicada hasta la fecha al cultivo del olivar y que, gracias a los ingentes movimientos de tierras se está transformando en apta para su urbanización.

Ahora que tanto se habla de planificación urbanística y ante la inminente aprobación del nuevo Plan General de Ordenación Urbana nos resulta chocante observar actuaciones como esta, ante la que mostramos nuestras dudas sobre su adaptación a la normativa urbanística en vigor.

Tampoco entendemos que se dote al municipio de suelo industrial para luego permitir que cada cual levante sus instalaciones en el lugar que le venga en gana.