¿Qué saben los ciudadanos sobre medio ambiente, según las encuestas?

Francisco Heras Hernández. Revista El Ecologista nº 53.

Los problemas relativos al medio ambiente han dejado de ser una preocupación propia de científicos y apasionados por la naturaleza. Ahora son tratados en las escuelas y en los medios de comunicación; son el tema central de novelas y películas de cine y surgen en las conversaciones con amigos o familiares. Pero la creciente cantidad de información ambiental existente no se traduce necesariamente en una adecuada comprensión del medio ambiente y sus problemas. Una somera revisión de los datos que arrojan diversas encuestas y ecobarómetros revela la existencia de ideas erróneas ampliamente extendidas.

Percepciones engañosas, ideas erróneas

De acuerdo con las encuestas de opinión, la población española, y en particular la residente en las regiones más cálidas como Andalucía o Murcia, se encuentra notablemente preocupada por los problemas del agua. Sin embargo, la afirmación “El mayor consumo de agua se produce en los hogares”, fue considerada cierta por más de la mitad de los encuestados en el Ecobarómetro andaluz de 2005 (“totalmente verdadera” por el 11,2% de los encuestados y “probablemente verdadera” por otro 39%).

Podríamos pensar que la población universitaria se encuentra mejor informada sobre esta significativa cuestión. Sin embargo, en un estudio realizado sobre los conocimientos y opiniones de los universitarios malagueños en relación con el medio ambiente (1) se incluyó la pregunta: “¿Quién gasta más agua en España?”, sugiriéndose cinco posibles respuestas: las ciudades; los campos de golf; la actividad industrial; la agricultura; otros. La mayoría de los universitarios encuestados (40%) seleccionó “las ciudades” y otro 27% se decantó por “los campos de golf”, mientras que sólo un 16% elegía la respuesta correcta: “la agricultura”.

Si saltamos a otro de los temas ambientales calientes, la energía, encontramos dificultades similares. En un estudio reciente, centrado en la cuestión energética y realizado en cuatro ciudades españolas, (2) se planteaba la siguiente cuestión: “¿Cuál de las siguientes centrales piensa usted que produce más electricidad en España?: nucleares; de carbón, petróleo y gas natural; hidroeléctricas; renovables”. La respuesta más elegida fue las hidroeléctricas.

¿Cómo explicar este tipo de errores de bulto? En el caso de los universitarios malagueños, quizá ayude a interpretar los resultados el hecho de que la mayoría de los encuestados residía en una gran zona urbana (Málaga), que además resulta ser la ciudad del mundo con un mayor número de campos de golf (cerca de 40). En lo que toca a la producción eléctrica, probablemente, el error deba atribuirse, de nuevo, a una percepción engañosa: las presas y saltos artificiales de agua tienen un significativo peso en el paisaje ibérico y su interpretación como infraestructuras que producen electricidad está muy extendida. En cambio, las centrales térmicas no son siempre tan visibles ni su función es tan evidente.

El peso de unas percepciones engañosas también podría explicar por qué los ciudadanos tienden a sobrevalorar la aportación de las industrias a la contaminación del aire y a subvalorar, por ejemplo, la que se deriva del transporte. En este caso, se trataría de una percepción mediada: las instalaciones industriales humeantes son todo un clásico a la hora de ilustrar los problemas relativos a la contaminación atmosférica en publicaciones escritas y reportajes televisivos, mientras que es bastante menos frecuente representarla utilizando imágenes relativas al transporte de personas o mercancías (por ejemplo, barcos o automóviles).

Ciencia y cultura común

Ejemplos como los anteriores no deben llevarnos a generalizaciones peligrosas; es innegable que algunos mensajes científicos (sencillos) han ido calando rápidamente entre la ciudadanía. Por ejemplo, de acuerdo con una reciente demoscopia realizada por la Fundación BBVA (3), el 78% de los encuestados ha leído, oído o visto acerca del proceso de calentamiento del planeta. Y de ellos, un 83% lo atribuye a la actividad humana.

Sin embargo, la comprensión de los problemas ambientales pasa a ser cuestión de minorías cuando se abordan cuestiones algo más complejas. Pocas ideas erróneas aparecen tan extendidas y consolidadas como la que asocia el calentamiento global a la existencia de un agujero en la capa de ozono. En el estudio Opiniones de los Españoles sobre el Medio Ambiente, realizado por el CIS en 2004 (4), un 65% de los encuestados se adhería a la idea de que “El efecto invernadero se debe a un agujero en la atmósfera” (un 23,9% la consideró “totalmente verdadera” y otro 40,5% “probablemente verdadera”). Igual que en caso andaluz antes citado, estudios realizados en Santiago de Compostela (5) confirman que esta creencia errónea se mantiene entre los estudiantes universitarios, independientemente de su formación académica (ciencias o letras).

Errores que se encadenan

Hay ideas erróneas que alimentan otras nuevas. Dado lo extendido de la idea de que el calentamiento global se debe a la existencia de un agujero en la capa de ozono, no es extraño que la ciudadanía identifique el cáncer de piel como una de las consecuencias del calentamiento global. Alguno de estos errores encadenados resulta preocupante: en el estudio antes citado sobre modelos energéticos, más del 75% de los encuestados apoyaba la idea de que la electricidad no contamina. En este caso, a la idea de que se genera mayoritariamente en centrales hidroeléctricas, se une la percepción de que, en su fase de consumo, es limpia, dando pie a una creencia tan falsa como peligrosa.

Prioridades desafortunadas

Una percepción sesgada de la problemática ambiental puede traducirse también en una valoración inadecuada de las prioridades con respecto al medio ambiente. Desde hace años, los estudios realizados para conocer las ideas de la gente en relación con los problemas ambientales coinciden en mostrar que los ciudadanos sobrevaloran los problemas más llamativos y subvaloran o ignoran los que resultan menos visibles.

Un estudio realizado en Orense, a principios de los años 90, para conocer las ideas del alumnado de 15 años sobre los problemas ambientales de su ciudad y sus posibles soluciones (6), concluyó que las ideas de los y las jóvenes estaban fuertemente mediatizadas por su percepción del entorno inmediato, de forma que sólo eran capaces de reconocer un conjunto limitado de problemas y, además, esos problemas eran considerados de manera muy incompleta. Por ejemplo, la basura era considerada un grave problema ambiental, pero esa valoración estaba íntimamente relacionada con el grado de suciedad de las calles. Estos resultados se repiten en otros lugares, por lo que no debería extrañarnos que muchos municipios concentren el presupuesto de sus departamentos de medio ambiente en la limpieza viaria, mientras descuidan el funcionamiento de sus depuradoras de aguas residuales o ignoran los problemas de calidad del aire.

Sensibilidad y comprensión real de los problemas

Tener una elevada sensibilidad ante un problema ambiental no significa necesariamente que el problema sea comprendido adecuadamente (por ejemplo, en términos de relaciones causa-efecto). El estudio realizado con los escolares de Orense reveló que, aunque los jóvenes reconocían el problema de las basuras, muchos no relacionaban la producción de residuos con el consumo de productos.

Un trabajo más reciente dedicado a valorar las ideas de los y las estudiantes de enseñanza secundaria de Zaragoza sobre los residuos (7) confirmaba este diagnóstico, proporcionando algunos datos llamativos: los jóvenes estudiantes ven la basura como un estorbo por el volumen que supone, pero, en general, no consideran la cantidad o la calidad de los materiales que se pierden inútilmente en el conjunto que denominamos basura. Un resultado chocante, pero ciertamente coherente con el diagnóstico ya expuesto, es que la mayoría de los y las jóvenes encuestados creen que los países industrializados contribuimos menos a la contaminación ambiental que los países en desarrollo, y son percibidos como más limpios, entre otras cosas porque nuestros productos están bien envasados.

Considerando estos razonamientos, no debería extrañarnos que un estudio recientemente publicado, dedicado a analizar la percepción del medio ambiente de la juventud española, (8) arroje entre sus resultados que:
- Sólo un 45% de los jóvenes se declara de acuerdo con la idea de que “en relación con los problemas ambientales, será necesario que la gente cambie sus hábitos de consumo”.
- Apenas una tercera parte de los jóvenes entrevistados se declara de acuerdo con la idea de que “preservar la naturaleza para futuras generaciones representa una restricción para las generaciones presentes”.

El conocimiento práctico para la acción responsable

La ciudadanía tiene la impresión de saber más sobre los problemas del medio ambiente que de las soluciones existentes para abordarlos. En el Ecobarómetro vasco realizado en 2004 (9) se preguntaba a los entrevistados sobre cuál de esos aspectos creía saber más. Los resultados fueron claros: 85% sobre problemas ambientales, 7% sobre soluciones medioambientales, 8% no sabe/no contesta.

Esta percepción personal coincide con los resultados de diversos estudios que señalan un escaso conocimiento ciudadano sobre estrategias para el ahorro de agua y energía y otras formas de contribución personal a la mejora ambiental.

Creencias y realidades sobre el medio ambiente en España

Creencia extendida Realidad
Las ciudades son el principal sector consumidor de agua En nuestro país, casi el 80% del consumo total de agua se produce en la agricultura
Las centrales hidroeléctricas generan la mayor parte de la electricidad producida en España Las centrales térmicas (alimentadas por carbón, petróleo o gas natural) producen más de la mitad de la electricidad producida
La electricidad es una energía limpia Las centrales térmicas, responsables de la mitad de la producción eléctrica, generan cuantiosas emisiones contaminantes
Las fábricas son la principal causa de la contaminación del aire El transporte genera la mayoría de las emisiones contaminantes
El calentamiento global se debe a la existencia de un agujero en la capa de ozono El calentamiento global se debe al incremento de la concentración en la atmósfera de CO2 y otros gases capaces de atrapar calor
El efecto invernadero es causa de un aumento de los cánceres de piel El calentamiento global provocado por el aumento del efecto invernadero causa otras afecciones a la salud (extensión de enfermedades contagiadas por insectos, golpes de calor…)
El problema de los residuos es, básicamente, una cuestión de estética y de limpieza Los residuos generan importantes impactos ambientales, contaminando los suelos, el agua y la atmósfera.

Ideas erróneas y efectividad de las respuestas

Si tuviéramos que caracterizar los conocimientos ciudadanos acerca de los problemas del medio ambiente, tal y como los perfilan las encuestas (10), podríamos decir que la gente tiene una sensibilidad creciente ante los problemas (especialmente los más llamativos o los más tratados en los medios de comunicación). Los conocimientos prácticos que pueden servir para desarrollar comportamientos responsables en materia ambiental ya son más pobres (aunque poco a poco en ascenso). Y, finalmente, la comprensión de aspectos algo más complejos de la problemática ambiental sigue siendo cuestión de minorías.

Ciertamente, la comprensión de problemas complejos no es siempre imprescindible para actuar de forma responsable en lo cotidiano. Pero sí es esencial para valorar, por ejemplo, las políticas y medidas planteadas como respuesta a los problemas ambientales. O para posicionarse personalmente ante los grandes debates relativos al medio ambiente y al desarrollo.

En el mundo laberíntico que nos ha tocado vivir, nuestras experiencias vitales nos proporcionan una visión muy parcial de la problemática ambiental. Por eso necesitamos unos medios de comunicación con sentido didáctico, que atiendan a los sucesos, pero también a los procesos, facilitando la comprensión ciudadana de los problemas ambientales.

Pero, dado que se trata de problemas cada vez más complejos y multidimensionales, también es necesario contar con programas de educación ambiental solventes; hacen falta auténticas intervenciones socioeducativas que proporcionen a la ciudadanía las bases conceptuales, la sensibilidad, las habilidades o los valores que les permitan interpretar adecuadamente la información que recibimos sobre la denominada crisis ambiental y reaccionar ante ella de forma inteligente y responsable.

Notas y referencias

1. MÉRIDA, M.F. y LÓPEZ FIGUEROA, F. (2001). Los universitarios y el medio ambiente: un ensayo transdisciplinar en la Universidad de Málaga. Ed. Universidad de Málaga.

2. VVAA (2004). Modelos energéticos para España: necesidades y calidad de vida. Fundación Alonso Martín Escudero, Madrid.

3. FUNDACIÓN BBVA

4. CIS (2004). Opiniones de los españoles sobre medio ambiente. Estudio nº 2557.

5. MEIRA, P. (2006). Las ideas de la gente sobre el cambio climático. Ciclos, 18: 5-12

6. MEMBIELA, P.; NOGUEIRAS, E. Y SUÁREZ, M. (1993). “Student´s preconceptions about urban environmental problems and solid waste”. Journal of Environmental Education, Vol 24, nº2: 30-34

7. FERNÁNDEZ MANZANAL, R.; HUETO, A. Y MARCÉN, C. (2001). ¿Qué saben los adolescentes de los residuos y qué están dispuestos a hacer para que la basura no se los trague? Carpeta Informativa del CENEAM, marzo 2001.

8. OLIVER, M.F. (2005). Actitudes y percepción del medio ambiente en la población española. Ministerio de Medio Ambiente, Organismo Autónomo Parques Nacionales, Madrid. (Este estudio fue hecho a través de una encuesta realizada a más de 1.200 jóvenes, alumnos de 21 centros educativos españoles).

9. IHOBE (2004). Ecobarómetro 2004. Valoración de la población vasca sobre el medio ambiente. IHOBE, Sociedad Pública de Gestión Ambiental.

10. Aunque las demoscopias pueden aportar datos interesantes sobre las actitudes o los conocimientos de la gente sobre los temas ambientales, es importante tener en cuenta que constituyen un instrumento bastante limitado y notablemente simplificador. A pesar de ello, ofrecen pistas que merece la pena tomar en consideración.