En la ribera del Tajo, en el límite de Madrid y Cuenca, están previstas tres centrales de gas en ciclo combinado: Estremera (Endesa. 1200 Mw) y Villamanrique (Iberdrola. 800 Mw) en la provincia de Madrid y la de Barajas de Melo (Hidrocantábrico, 800 Mw) en Cuenca.

Aunque estas centrales han sido presentadas como una tecnología limpia, lo cierto es que su impacto es notable. Una central como la de Barajas de Melo (800 MW de potencia eléctrica) emite cada hora casi 300 toneladas de dióxido de carbono (CO2), principal responsable del calentamiento terrestre. Una cantidad suficiente para “cargar” 15 camiones de 20 toneladas… ¡a la hora! Emite también 250 kg por hora de óxidos de nitrógeno (NOx) que, a su vez, equivale a la emisión diaria de 200.000 automóviles en una ciudad. Los óxidos de nitrógeno contribuyen a las lluvias ácidas, tienen efectos negativos sobre la vegetación y producen enfermedades respiratorias. Son además precursores, especialmente en los días cálidos y soleados de verano, del ozono troposférico; otro enérgico contaminante, por su fuerte poder oxidante, con severos efectos sobre la salud y sobre la producción agraria. El ozono troposférico alcanza sus valores máximos en zonas que pueden estar alejadas del foco emisor más de 20 km. Estas centrales emiten además cantidades menores de partículas en suspensión, monóxido de carbono y otros contaminantes como metales pesados o compuestos orgánicos volátiles.

Un factor crítico en ese tramo de la cuenca del Tajo es la disponibilidad de agua con la que refrigerar la central. La planta de Barajas prevé tomar unos 350 litros por segundo de agua, de los que evapora poco menos de la mitad y devuelve al cauce el resto sobrecalentado y con un mayor contenido en sales y otras sustancias. El agua evaporada es aproximadamente igual a la que consumirían 150.000-200.000 personas.

Desde la Plataforma Aire Limpio, formada por grupos vecinales, ecologistas y sindicales -en lucha por evitar la instalación de Centrales Térmicas a gas y gasoil- y Ecologistas en Acción consideramos que proyectos de centrales térmicas como la de Barajas de Melo no tienen cabida en un modelo de desarrollo sostenible y que es posible una energía proveniente 100% de fuentes renovables.