Una apuesta incomprensible en época de escasez de agua y con llamamientos por parte de las instituciones públicas a la contención y al ahorro.

A mayor demanda de un recurso escaso y preciado, cuya problemática de gestión hace zozobrar el desarrollo socioeconómico de nuestros pueblos, con un comprometido futuro para la agricultura y con un patrimonio natural echado a perder por una deleznable planificación hidrológica, se añaden caprichos y frivolidades de algunos dirigentes, más pendientes del lucimiento personal que de arbitrar actuaciones sensibles a la administración equitativa y sostenible de los recursos naturales.

La dependencia de las praderas de césped inglés hacia los productos químicos, en operaciones de abonado y tratamientos de choque ante enfermedades o plagas, incorporarán residuos al suelo, que con el riego terminarán pasando a las aguas subterráneas. Cabe reseñar el acopio importante de fungicidas si se pretende conseguir una plantación sana.
Esta clase de formación vegetal, más propia de países húmedos, es poco respetada, haciéndose habitual su invasión y deterioro tras el continuo pisoteo de gente y animales de compañía, los cuales escarban, levantando la hierba, además de la acidez que sus orines provocan, quemando con el tiempo el césped.

Con el desarrollo de la jardinería de césped se está difundiendo un prototipo de jardinería residencial, impactante y ajeno por completo a nuestra cultura y tradiciones y a los conocimientos ancestrales del pasado rural de Tomelloso. Como ajeno es también al paisaje vegetal de La Mancha.

Pedimos la revisión o abandono del plan contemplado en el Paseo de Ramón Ugena, la reducción o eliminación de la superficie de césped presente (Paseo de San Isidro, Glorieta de María Cristina, Parque de Don Urbano Martínez, antigua Estatua del Obrero en la calle Don Víctor Peñasco) y su sustitución por especies herbáceas mediterráneas, con menores necesidades hídricas, más atractivas y resistentes a plagas, patologías y sequías.