Colaboración especial nº 50.

Alejandro Sánchez, Director Ejecutivo SEO. Revista El Ecologista nº 50.

Con prácticamente la cuarta parte de su territorio declarada Red Natura 2000 al amparo de las directivas europeas, España se encuentra en este momento en una encrucijada histórica en cuanto a la conservación de su biodiversidad. Nunca antes hemos contado con una red global de espacios protegidos tan extensa y planificada, precisamente, para conservar las especies y los hábitats más amenazados. Pero esto supone un gran reto de cara a garantizar que se cumplen los objetivos para los que se ha creado. Ahora hay que trasladar esta protección del papel al campo, estableciendo los adecuados instrumentos de gestión, investigando, evaluando, eliminando las amenazas que se ciernen sobre cada uno de estos espacios y restaurando los biotopos y las poblaciones perdidas.

Para ello sería fundamental contar con una nueva ley de biodiversidad que parta de los sitios Natura 2000 como elementos básicos a proteger y construya a partir de ahí una nueva arquitectura conservacionista fundamentada en los objetivos del Convenio de Biodiversidad de Río y de las directivas europeas.

Pero, además, hay que garantizar una financiación mínima que permita desarrollar todos los trabajos de conservación necesarios y conseguir detener la tremenda pérdida de biodiversidad que sufre nuestro país. Las cantidades estimadas para manejar adecuadamente la Red Natura 2000 exceden con mucho la capacidad presupuestaria actual de Ministerio y Consejerías de Medio Ambiente. Por ello se hace necesario realizar un esfuerzo global por parte de todo el Estado, independientemente de que se siga reclamando la solidaridad de la UE para acometer la tarea. En este sentido, es esencial que los nuevos planes de desarrollo rural –cofinanciados por Bruselas– incorporen acciones para la conservación de la naturaleza y la gestión de la Red Natura. Después de todo, son precisamente las comarcas más desfavorecidas desde el punto de vista del desarrollo socioeconómico las que albergan una mayor proporción de espacios valiosos para la biodiversidad y esto debemos convertirlo en una oportunidad de futuro para las comunidades locales.

Espero que en esta apasionante tarea, El Ecologista pueda seguir dando la batalla por nuestros espacios naturales muchos años más. Una de las pocas publicaciones naturalistas entre tantas ajenas a la realidad de nuestros campos y montañas.