Carta a los Ministros de Comercio a la Organización Mundial de Comercio (OMC), firmada por más de 80 organizaciones internacionales, entre ellas Ecologistas en Acción, para abolir la OMC y repensar el sistema comercial multilateral.

Estimados Ministros de Comercio,

Como movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil comprometidos con la construcción de un sistema multilateral de comercio que sea justo, sustentable y democrático, consideramos que ha llegado la hora de declarar la Ronda Doha de negociaciones de la OMC como oficialmente muerta, y de proporcionar el espacio necesario para repensar el tipo de normas multilaterales de comercio necesarias para generar empleo y alcanzar el desarrollo sustentable.

Hace ya casi seis años que se lanzó el Programa de Doha para el Desarrollo en noviembre de 2001. Lo que ha ocurrido desde entonces es una letanía de contratiempos y/o fracasos –desde el colapso de la Conferencia Ministerial de Cancún en 2003, seguida del marco general remendado en julio de 2004, pasando por las jugadas desesperadas para revivir la agenda de Doha en la Conferencia Ministerial de Hong Kong en 2005, que condujeron a la suspensión de las negociaciones de la OMC en 2006, hasta llegar ahora a la ruptura reciente de las conversaciones del G-4 en Potsdam.

Se suponía que Doha debía ser la ronda del ‘desarrollo', pero lo que ha emergido en los seis años en cuestión ha sido prácticamente lo opuesto. En lugar de arribar a un conjunto de normas multilaterales de comercio diseñadas para potenciar la capacidad de los países en desarrollo para generar empleo, eliminar la pobreza y construir economías sustentables, el Programa de Doha ha sido manipulado para ponerlo fundamentalmente al servicio de los intereses de las potencias industrializadas del Norte que buscan ampliar el acceso al mercado para sus empresas transnacionales.

Todos los estudios que se han publicado desde 2005 –entre ellos del Banco Mundial, UNCTAD, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Carnegie Endowment for International Peace, la Universidad de Tufts y el Sistema de Investigación e Información para los Países en Desarrollo (RIS)—demuestran que las propuestas actuales para la agenda de Doha convierten a los países en desarrollo y especialmente a los países más pobres, en los mayores perdedores.

Millones de personas de todo el mundo, entre las que se cuentan campesinos y campesinas, pescadores y pescadoras artesanales, trabajadores y trabajadoras, sindicalistas y otras organizaciones de la sociedad civil han venido denunciando que las negociaciones del Programa de Doha fomentan un patrón de comercio “de corte empresarial” que le presta muy poca atención a los derechos de los pueblos y las personas. Hoy más que nunca, los líderes mundiales y mandatarios tienen que afrontar el hecho que el régimen mundial de comercio ha marginado a una amplia gama de comunidades e intereses que a la postre se han unido para detener cualquier nueva expansión del sistema.

La agenda y modelo de Doha han fracasado en aumentar la credibilidad de la OMC y la confianza de sus miembros, y mucho menos del público al que supuestamente debe servir. En todo el mundo la gente se ha informado y la opinión pública se ha modificado al punto que la OMC está sumida en una crisis de legitimidad. Y ninguna iniciativa de los paladines del libre comercio por “educar mejor” a la opinión pública o adoptar “soluciones milagrosas” podrá revertir esa realidad. Declarar la muerte de Doha no significa el fin del sistema mundial de comercio. Otro multilateralismo es posible, uno que no le de prioridad a los derechos de las empresas por encima de los derechos de los pueblos y el planeta, y que no restringa la capacidad de los países para autogobernarse.

Le exhortamos a admitir ahora el fracaso de la Ronda Doha. Además, reclamamos que establezca una moratoria de dos años para brindar el tiempo y el espacio necesarios para repensar el modelo y el proceso de las negociaciones mundiales en materia de comercio. Es hora de regresar a casa e iniciar un proceso de reflexión y consulta con sus pueblos, que pueda allanar el camino para un nuevo modelo distinto de comercio. La única opción creíble ahora es estimular la discusión pública y el debate entre los gobiernos y los movimientos sociales y las organizaciones de la sociedad civil, en torno a la construcción de regimenes alternativos de comercio centrados en la gente, el desarrollo y el medioambiente.

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