El beneficio que, en principio, supone para los ciudadanos y ciudadanas de las sociedades más industrializadas poder movernos más lleva consigo costes ambientales y sociales cada vez más evidentes. El actual modelo de transporte de mercancías y personas es insostenible, y supone uno de los factores fundamentales del deterioro del ambiente urbano: contaminación atmosférica, contaminación acústica, accidentes, ocupación del espacio…

Por otro lado, el transporte motorizado en todas sus formas, es el responsable de la cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera con incrementos del 50 por 100 en sólo una década, entre 1990 y 2000. La propia Comisión Europea ha dado la voz de alarma y ha señalado la necesidad de establecer medidas para reducir estas emisiones, como la eficiencia energética o la disminución del transporte privado a favor del transporte público como el ferrocarril o el autobús.Sin embargo, las medidas que ponen en práctica las Administraciones tratan de mantener las mismas políticas que han conducido a la insostenible situación actual: potenciación del vehículo privado y del transporte de mercancías por carretera mediante la construcción y planificación de más autovías y autopistas, extensión del tren de Alta Velocidad y del transporte aéreo (con enormes impactos ambientales y baja eficiencia energética) frente al ferrocarril convencional, y subvenciones a la compra de coches particulares.

El transporte urbano en nuestra ciudad es un claro exponente de esta situación: frente al incremento continuado de los desplazamientos en vehículos privados y a los numerosos problemas planteados por el tráfico, las únicas medidas puestas en práctica desde el Ayuntamiento y su Concejalía de Movilidad Urbana han sido la extensión de los aparcamientos públicos (zona azul) y privados (tres grandes aparcamientos proyectados y otros en construcción o estudio) y la instalación de costosos sistemas informáticos para el control del tráfico, que no tienen en cuenta al peatón. Paralelamente, aumenta la construcción de centros comerciales en la periferia de la ciudad, cuya existencia es dependiente del coche particular. Sin embargo, en los últimos años no se ha mejorado de forma paralela el servicio de autobuses urbanos, que permitan ser una alternativa eficaz y eficiente al transporte individual.

Desde Ecologistas en Acción y los componentes de la Plataforma por el Transporte Público exigimos a esta corporación la puesta en marcha de un Plan de Movilidad Urbana que contemple una mejora del servicio de los autobuses urbanos y con las pedanías a través de las siguientes actuaciones:

- Puesta en marcha de, al menos cinco nuevas líneas de autobuses urbanos y mejora en las frecuencias de paso de los mismos.

- Establecimiento de calles o carriles de uso exclusivo al transporte público (incluido los taxis).

- Especial protección a los derechos del peatón. Restricción del uso y limitación de velocidad del vehículo privado, como medidas imprescindibles para “calmar el tráfico” (badenes y elevaciones de pasos de peatones en las calles donde se ha observado una velocidad alta).

- Planificación urbanística que minimice la necesidad del transporte, evitando el crecimiento disperso de la ciudad, fundamentalmente impidiendo la creación de islas urbanísticas.

- Puesta en marcha de dos nuevas líneas a Campollano, desde diferentes zonas de la ciudad, a las horas punta de entrada y salida de los horarios laborales.

- Atención mediante servicio de autobuses urbanos a las pedanías, con horarios apropiados a los desplazamientos más frecuentes.